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90 nigerianos mueren abrasados cuando intentaban robar un camión cisterna

Noventa personas murieron abrasadas en Nigeria cuando recogían combustible de un camión cisterna accidentado. El vehículo ardió repentinamente y las llamas alcanzaron a la multitud que se había congregado a su alrededor con cubos y jarras, según informó ayer la policía local. El accidente ocurrió en la noche del lunes en el Estado de Kaduna, al norte del país. Las víctimas fueron enterradas en una fosa común horas después.

El camión cisterna, que transportaba 33.000 litros de carburante, había volcado en una curva de la carretera, después de que el conductor perdiera el control. Una hora después, el combustible empezó a rezumar del tanque.

Decenas de vecinos se acercaron entonces provistos de recipientes para recoger el líquido, haciendo caso omiso de las advertencias del conductor, que les pedía que se mantuvieran lejos por el peligro que corrían. Instantes después, el camión estalló en llamas. Noventa personas murieron quemadas en el momento. Una veintena más resultaron heridas y fueron trasladadas a hospitales de la zona. Este tipo de tragedias es frecuente en Nigeria, debido en buena medida a los sabotajes de las instalaciones petrolíferas por parte de traficantes o de habitantes que quieren robar el carburante, y suelen hacer agujeros en los conductos.

El pasado mes de diciembre, casi 300 personas murieron quemadas en un barrio de Lagos, la capital, mientras robaban petróleo de una tubería. Inicialmente la tubería había sido asaltada por ladrones equipados con camiones cisternas, y luego se incendió y explotó cuando los vecinos del barrio se habían acercado con pequeños contenedores. Una explosión similar en otra tubería de Lagos dejó 200 muertos en mayo.

Nigeria es el país más poblado de África y también el mayor exportador de crudo, pero es incapaz de refinarlo para consumo doméstico. Por ello, depende de la importación masiva de gasolina y diésel y el mercado es a menudo manipulado por intermediarios que actúan en función de poderosos intereses comerciales y políticos, lo que lleva a frecuentes periodos de escasez y largas colas.

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