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El último rey afgano lleva una existencia frugal en Roma

El último rey de Afganistán y su esposa, quienes en una época disfrutaban de su Corte en el palacio Gozo del Corazón, en Kabul, cuando no visitaban sus dominios reales en los fértiles valles de su montañoso país, viven ahora en un apartamento de tres habitaciones, en Roma, y tratan de mantener reducida su cuenta de la tienda de comestibles.El rey Mohammad Zahir Shali, de 64 años, y Humairah Begum, su esposa, hacen economías porque el Gobierno de su país, respaldado por Moscú, ha cesado de girar el dinero que solía llegar cada mes.

Lo que llega ahora desde Afganistán es un flujo de informes sobre una rebelión musulmana que parece expandirse, de masacres de asesores soviéticos y de bombardeos de aldeas rebeldes.

«Nosotros, los afganos, somos gente frugal», dijo un miembro de la familia real exiliada el otro día. Como musulmanes, no bebemos; sus majestades llevan un estilo de vida simple.»

El presidente Mohammad Daud, quien derrocó al monarca en 1973, se preocupó de que el rey no estuviera falto de dinero en efectivo.

El problema del dinero comenzó solamente después que Daud fue derrocado y muerto en un golpe de Estado militar en mayo pasado.

El nuevo régimen de Noor Mohammad Taraki, secretario general del partido pro comunista afgano Kalo, encerró en la cárcel a los parientes del rey exiliado, se apropió de todas las posesiones del rey, privó a todos los miembros de la ex familia real de su ciudadanía afgana y suspendió los envíos de dinero a Roma.

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Partidarios del ex rey dicen que lo que acostumbraba a enviar Daud no era una asignación, sino los ingresos de propiedades y otros bienes de la familia real. Para estas fuentes, y el rey y la reina recibían 2.500 dólares al mes cada uno, además de mil dólares por cada hijo y otro familiar íntimo, en total unos 10.000 dólares por mes.

Cancelado un subsidio de 20.000 dólares mensuales

Informes anteriores desde Afganistán expresaban que un subsidio de 20.000 dólares mensuales fue cancelado.

Daud era cuñado del rey. Asumió el poder, proclamó en Afganistán una República, mientras que el rey estaba en el extranjero para ver a su médico británico, ya que sufría una dolencia en un ojo que parecía empeorar.

El. médico recibió al rey y lo examinó en la isla de Ischia, frente a Nápoles, donde se daba baños de fango contra el lumbago. El doctor vio que el ojo no necesitaba ser operado. Cuando el rey tuvo la noticia que no debía regresar a la patria, decidió quedarse en Italia. Posteriormente firmó una declaración formal de abdicación.

«Dejemos que el pueblo decida», replicó cautelosamente un hombre de confianza del rey. «Afganos residentes en el extranjero -aquí en Roma, en Pakistán, en Irán, en Alemania occidental, Francia, Inglaterra y en Estados Unidos- dicen que debiera haber un referéndum popular para determinar si nuestro país habrá de ser una república o una monarquía.»

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