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La RFA y la RDA firman el tratado de unión

La firma, ayer en Berlín, del tratado de unión entre los dos Estados alemanes deja prácticamente cerrado el proceso de unificación, a la espera, tan sólo, de que sea aprobado por los Parlamentos respectivos y de que, el próximo 12 de septiembre, en Moscú, las cuatro potencias vencedoras de la II Guerra Mundial devuelvan su total soberanía a Alemania. Pese a que la inesperada ausencia del canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Kohl, restó solemnidad al acto, en el viejo palacio neoclásico de la avenida Unter den Linten de Berlín se respiraba ayer el aire de una ocasión histórica.

En presencia del ministro presidente de la República Democrática Alemana, Lothar de Maiziere, el ministro del Interior de la RFA, Wolfgang Schäuble, y el ministro de la Presidencia de la RDA, Günter Krause, firmaron el documento de más de mil páginas en el que se especifican los plazos y detalles del proceso que deberá seguir el antiguo Estado alemán comunista después de que el 3 de octubre consume su anexión a la RFA, para armonizar sus leyes con las de Bonn.Pese a su extensión ya la laboriosidad con que ha sido preparado, el tratado deja aún muchos puntos por definir y, tal como comentó el propio Schäuble "queda aún mucho trabaje por hacer". La restructuración en un modelo federal del actual territorio de la RDA, no tanto la definición de los cinco Estados más Berlín que van a ser creados en breve plazo, como la propia infraestructura de los mismos, la creación de una nueva red administrativa, así corno los detalles sobre las obligaciones económicas contra¡das por el Estado que ahora desaparece, son algunos de esos temas.

Acuerdo sobre el aborto

El último obstáculo que se interponía ante la firma del tratado, el tema de la ley del aborto, desapareció en la madrugada de ayer cuando en una reunión en Bonn entre la coalición en el Gobierno (CDU-CSU y FDP) y la oposición socialdemócrata (SDP), estos últimos accedieron a que sea tan solo de dos años el periodo transitorio durante el que coexistirán las dos leyes que regulan la interrupción del embarazo. Las mujeres occidentales, sin embargo, podrán abortar en la RDA, cuya ley es mucho más liberal que la de la RFA, y hacerlo a costa de la Seguridad Social.

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El SPD ha conseguido también que, transcurrido este plazo, no se extienda a todo el país la más restrictiva ley occidental, sino que se redacte un nuevo texto legal para todo el país. Los socialdemócratas, que en esta ocasión han contado con el apoyo de liberales e incluso una parte de la democracia cristiana, esperan que para entonces sea imposible imponer una legislación restrictiva.

La CDU, ayer por la mañana, una vez que los Ejecutivos de Bonn y Berlín Oriental habían aprobado el tratado, arremetió contra la oposición socialdemócrata a la que acusó, por medio de su secretario general Volker Ruhe, de haber usado el tema del aborto como. argumento electoral y haber puesto en peligro el tratado de unificación. El partido del canciller Kohl tenía especial interés en el éxito del tratado para evitar que se le acusara de consumar la pura y simple anexión de Alemania Oriental por la poderosa RFA. De no haber tratado, las leyes federales se habrían aplicado simplemente al este del río Elba.

La opinión generalizada ayer es que ahora, finalmente, se abren las puertas a la inversión en la RDA. Queda, sin embargo, el peliagudo tema de los derechos de propiedad en Alemania Oriental. A mediados de julio el Gobierno de Berlín Este decidió que todas aquellas personas que se atribuyeran derechos de propiedad en la RDA debido a que sus bienes fueron expropiados por el anterior régimen, debían presentar su documentación antes del 31 de enero próximo.

Este plazo, se vio enseguida, dejaba abierto un abismo de incertidumbre para que se produjera la esperada inversión. Por esta razón poco después el plazo fue reducido hasta el 13 de octubre. El tratado confirma esta fecha aunque concede indemnización a quienes después de la misma demuestren sus derechos.

El texto firmado ayer ha levantado también la protesta de la exigua comunidad judía de Alemania, en la actualidad de no más de 30.000 miembros. Según su presidente Heiz Galinski, en el mismo no se menciona para nada la razón real de la división de Alemania durante más de 40 años, es decir, "las atrocidades del régimen nazi".

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