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Alemania debate prohibir el partido nazi por el aumento de las agresiones racistas

La ultraderecha cometió 12.248 delitos de carácter ideológico en 2006, según la policía

La gravedad de varios ataques racistas recientes cometidos en Alemania han reactivado el debate político sobre la prohibición del neonazi Partido Nacionaldemocrático Alemán (NPD). Los partidos que conforman la gran coalición que gobierna Alemania, el democristiano de la canciller Angela Merkel (CDU/ CSU) y el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), no se ponen de acuerdo en impulsar un nuevo proceso de ilegalización de la más potente organización de la ultraderecha alemana, que cuenta con unos 7.000 afiliados.

Mientras que el presidente de los socialdemócratas, Kurt Beck, reclama la ilegalización del NPD, los democristianos se muestran escépticos sobre la posible efectividad de la medida. Por su parte, el comisario europeo de Justicia e Interior, Franco Frattini, se declaró en una entrevista partidario de la prohibición.

El actual debate sobre el NPD empezó tras conocerse la pasada semana el ataque de un grupo de neonazis contra unos jóvenes indios durante una fiesta de pueblo en Sajonia. Al parecer, los cientos de vecinos presentes que no vitorearon a los atacantes tampoco hicieron nada para impedir la agresión hasta que, alarmada por las víctimas, llegó media hora más tarde la policía.

Durante el fin de semana se han conocido otros hechos similares. En Magdeburgo, un joven golpeó a un iraquí con un bate de béisbol. En Bützow, un grupo de 40 jóvenes atacó el comercio de un paquistaní. La policía informó además de una paliza a manos de ultraderechistas contra dos africanos en Guntersblum.

Según datos facilitados por la policía criminal alemana, en 2006 se produjeron 726 agresiones racistas y se cometieron 12.248 delitos con tintes ideológicos de la ultraderecha.

Los crímenes de inspiración racista no son ninguna novedad en la Alemania reciente. Desde los graves incidentes de Rostock en 1992, cuando un populacho de neonazis y vecinos asaltaron ante la pasividad policial un centro de refugiados con cócteles molotov, hasta los últimos ataques, elementos de ultraderecha han cometido decenas de asesinatos con motivación racista.

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La lista de otras agresiones y delitos se alarga cada día. Las reacciones son monótonas. La policía dice primero que "no se descartan" motivaciones racistas. Las autoridades locales niegan que en su barrio o localidad viva o actúe neonazi alguno. Cuando se constatan los hechos, políticos regionales o nacionales anuncian medidas. Nunca falta un cargo público que recuerde a los ciudadanos el grave daño que estos actos causan "a la imagen de Alemania en el extranjero". De esto se ha encargado esta vez Wolfgang Thierse (SPD), vicepresidente del Parlamento alemán. Su partido pide ahora la ilegalización del Partido Nacionaldemocrático Alemán.

Aun en el caso de que la coalición gubernamental llegara a un acuerdo, la prohibición de la organización neonazi se presenta difícil. No han pasado cuatro años desde el gran fiasco de 2003, cuando fracasó con estrépito una iniciativa parlamentaria y gubernamental de prohibición.

El Tribunal Constitucional bloqueó el proceso tras conocerse que una parte considerable de la directiva del NPD trabaja también para los servicios secretos internos. Entendieron varios miembros del tribunal que la infiltración de agentes del Estado en los organigramas del partido puede influir en sus decisiones e inducir a sus miembros a actuar del modo que más convenga a los fiscales.

Un año antes, el mismo tribunal había bloqueado un proceso similar tras constatar que algunos testigos con cargo en el NPD colaboraban con los servicios secretos.

Métodos profesionales

El NPD se beneficia de cada debate público y de cada escándalo, mientras profesionaliza a ojos vista sus métodos de campaña electoral. El partido neonazi cuenta hoy con representantes parlamentarios en los Estados federados de Sajonia y Mecklemburgo-Pomerania y afianza sus apoyos entre los electores jóvenes.

Su más reciente provocación, en boca de su presidente Udo Voigt, fue proponer al criminal de guerra nazi Rudolf Hess como candidato al premio Nobel de la Paz. Hess fue la mano derecha de Adolf Hitler, cuyo panfleto Mi lucha transcribió en prisión a su dictado en los años veinte.

Además del NPD, concurren en Alemania otros dos partidos de ultraderecha, los Republicanos y la Unión Popular Alemana (DVU), con representación en el Parlamento de Brandeburgo.

Jóvenes de extrema derecha se manifiestan en Berlín en 2000.
Jóvenes de extrema derecha se manifiestan en Berlín en 2000.REUTERS

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