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Alemania halla restos radiactivos en la basura enviada desde Nápoles

Italia garantiza por escrito que controlará las entregas de inmundicia

La ciudad de Hamburgo ha bloqueado durante 24 horas la eliminación de residuos importados desde la región italiana de Campania tras haber hallado, en una carga llegada esta semana desde Nápoles, restos de radiactividad superiores a lo permitido. La ministra de Medio Ambiente de la ciudad-Estado alemana, Anya Hajduk, afirmó que la empresa que trata las basuras sólo reanudaría sus trabajos si las autoridades italianas garantizaban por escrito que hará controles de radiactividad en origen.

Campania exporta parte de las 7.500 toneladas que genera al día
El coste del traslado de residuos asciende a medio millón de euros

Las autoridades italianas y la oficina del Comisario Especial, Guido Bertolaso, encargado de gestionar la emergencia de las basuras de Nápoles, confirmaron ayer que habían enviado las garantías a Alemania, e informaron de que un equipo especial de los bomberos controlará a las basuras en origen.

La empresa alemana encargada de la eliminación descartó que los residuos de Yodo 131, que ya han sido tratados y destruidos, fueran peligrosos: "Si el nivel normal de radiactividad del ambiente es de 0,1 unidades, el nivel que encontramos en el contenedor era de ocho unidades", explicó Reinhard Fiedlier, portavoz de la empresa de Hamburgo.

Según el despacho de Bertolaso, la contaminación ha podido ser causada por el yodo utilizado en algunos tratamientos para el cáncer de huesos y tiroides.

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La región de Campania exporta desde hace años a Alemania parte de las 7.500 toneladas de basura que genera cada día. El coste es de 215 euros por tonelada, lo que supone pagar cerca de medio millón de euros al día. La razón es que resulta más barato y fácil que eliminarla en Nápoles, dada la inexistencia de vertederos e incineradoras disponibles en la región, que vive desde hace 15 años la llamada emergencia de las basuras.

El problema comenzó cuando la población local empezó a resistirse a la apertura de basureros e incineradoras, tras saber que, desde los años 80, la Camorra había enterrado en lagunas y campos agrícolas de Nápoles, Pianura y Caserta (y también de la región de Puglia) millones de toneladas de residuos tóxicos generados por empresas, públicas y privadas, del norte y centro del país.

Los residuos contenían, entre otros venenos, barnices, plomo, amianto, fangos industriales, desechos hospitalarios, alimentos caducados y aceites minerales. Según han certificado las autoridades sanitarias, son los responsables directos del aumento de un 20% en la incidencia del cáncer registrado en Campania en los últimos años.

Los datos se conocen gracias a dos investigaciones judiciales, llamadas Rey Midas y Tierra Mía, y a una comisión parlamentaria que trabajó sobre el asunto desde 2002 a 2006 y que desveló que en el sistema camorrista colaboraban funcionarios, empresas, transportistas e incluso niños. El escritor napolitano Roberto Saviano reveló muchos de esos detalles en su exitosa novela-reportaje Gomorra, que fue llevada al cine y es la película más vista de Italia tras ganar el Gran Premio del Jurado en el festival de Cannes.

Para deshacerse de los desperdicios tóxicos, las industrias pagaban a la Camorra precios imbatibles, de unos 30 céntimos de euro el kilo. Luego, la Camorra se encargaba de cargar, transportar y enterrar. Los llamados viajes del veneno se han producido, pese a todas las investigaciones, al menos hasta 2007.

Ayer, un intermediario véneto contaba a La Repubblica cómo la Camorra enviaba los camiones llenos de mercancías legales del sur al norte y los hacía volver con sustancias peligrosas para no viajar de vacío. La policía tiene la certeza de que, dadas las ramificaciones internacionales de la mafia napolitana, el negocio se ha extendido a otros países de Europa y a África.

El presidente de la República, Giorgio Napolitano, ha pedido esta semana "comprensión y colaboración" a los napolitanos, y ha denunciado en su ciudad que la mayoría de los residuos tóxicos que han envenenado el territorio campano procedían de empresas del norte.

Nada más llegar al poder, el Gobierno de Silvio Berlusconi lanzó un plan para acabar con la emergencia de las basuras. Entre otras medidas, convertirá los nuevos vertederos en zonas militares y penará con cárcel a los ciudadanos que se resistan a la descarga de basuras. Berlusconi ha prometido viajar a Nápoles cada semana hasta que se normalice la situación.

Basuras amontonadas en una calle de Nápoles el mes pasado.
Basuras amontonadas en una calle de Nápoles el mes pasado.CARLES RIBAS

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