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Alemania impulsa una elección abierta a la presidencia de la UE

Berlín quiere un proceso igualitario y sin vetos previos a ningún candidato

Andreu Missé

La batalla para escoger a los próximos líderes de la UE no ha hecho más que empezar. Los dirigentes de los principales países europeos han iniciado los tanteos para decidir quiénes serán los líderes de la Unión a partir de 2009, siempre que antes se logre ratificar el Tratado de Lisboa por todos los Estados miembros. Hasta ahora lo han hecho ocho. Los principales puestos en liza son el de presidente del Consejo Europeo, creado por el nuevo tratado, el de alto representante para la Política Exterior y el de secretario general de la UE.

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Por el momento, el único consenso, asumido por alemanes y franceses es que el conjunto de los nuevos puestos debe mantener un equilibrio desde el punto de vista político y territorial. Es decir, no puede haber un dominio absoluto de los conservadores, ni todos pertenecer a países del norte o del oeste. Altos funcionarios alemanes han desmentido que exista un pacto entre Londres, París y Berlín para que no se nombre a nadie rechazado por alguno de los tres países. Las mismas fuentes aseguran que tampoco existe un veto para candidatos de países que no pertenecen a la zona euro o a Schengen. "Todos los Estados son iguales para aspirar a la presidencia del Consejo", dijo una alta fuente alemana.

En medios británicos esta manifestación, más bien de cortesía, ha sido interpretada como una señal que deja las puertas abiertas a la candidatura de Tony Blair. Sin embargo, fuentes diplomáticas alemanas conceden muy pocas probabilidades a esa candidatura por múltiples motivos.

Para Alemania y Francia -que a partir de julio ocupará la presidencia semestral de la Unión Europea- lo prioritario ahora es definir "las competencias de los nuevos cargos, antes que hablar de nombres". Pero en medios alemanes se puede oír la versión contraria. "La personalidad de los aspirantes definirá en buena medida las competencias y funciones del nuevo presidente del Consejo", cuyo mandato será por dos años y medio prorrogables una vez.

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Fuentes parlamentarias francesas consideran necesario ampliar el acuerdo global incluyendo a los otros cargos importantes europeos, como los presidentes de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo. Otros añaden a la lista al secretario general de la OTAN y al presidente del Banco Central Europeo, aunque se nombran más tarde.

El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha señalado que el Gobierno español apoya al 100% a Javier Solana como alto representante, que con el nuevo tratado asumiría además la vicepresidencia de la Comisión Europea. Solana sería así uno de los representantes de los socialistas europeos en la nueva cúpula de líderes de la UE.

Moratinos propone otro criterio a tener en cuenta: el equilibrio de género en el reparto de puestos. La composición mayoritaria de mujeres del nuevo Gobierno español no ha pasado inadvertida en la UE. En este sentido, el nombre de la canciller Angela Merkel es el que más ha trascendido para presidir el Consejo. Sin embargo, fuentes alemanas señalaron que Merkel se considera muy satisfecha al frente de la cancillería federal y que "no ambiciona" un puesto en las instituciones europeas.

A pesar de la relevancia del nuevo puesto de presidente del Consejo Europeo, para Francia, el cargo importante de la Unión seguirá siendo el presidente de la Comisión Europea. El portugués José Manuel Durão Barroso cuenta con el apoyo explícito de los grandes países para seguir en el puesto, pero tampoco se descarta que acabe ocupando la presidencia del Consejo, mientras que el luxemburgués Jean Claude Juncker podría relevarle al frente del Ejecutivo comunitario.

Tony Blair conversa con Angela Merkel durante una cumbre europea en Bruselas, en 2007.
Tony Blair conversa con Angela Merkel durante una cumbre europea en Bruselas, en 2007.AP

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