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Reportaje:

Algo huele a podrido en Sajonia

Un escándalo que afecta a políticos, jueces y policías amenaza con salpicar a uno de los principales colaboradores de Merkel

Investigaciones de los servicios secretos del Estado Libre de Sajonia han sacado a relucir una ciénaga de corrupción en este Estado federado, considerado como modelo entre los del este de Alemania y el más avanzado en su progreso económico. Jueces, fiscales, policías y políticos aparecen implicados en un informe secreto de 15.600 páginas que incluye asuntos de corrupción inmobiliaria, prostitución, pederastia, chantajes, amenazas a periodistas y media docena de asesinatos sin aclarar.

El escándalo amenaza con llegar hasta las mismas puertas del despacho de la canciller democristiana Angela Merkel (CDU). El también democristiano Thomas de Maiziere, el jefe de la Cancillería federal encargado de coordinar los servicios secretos, era ministro del Interior de Sajonia en plena actividad de los grupos mafiosos. El ministro de Tráfico y Construcción, el socialdemócrata Wolfgang Tiefensee (SPD), era alcalde de Leipzig cuando prostitutas checas prestaban sus servicios a políticos en la sede del Ayuntamiento de la ciudad sajona.

Los proxenetas del burdel Jasmin filmaron a los clientes para someterlos a chantaje

Titulares como "Sajonia es Palermo" aparecen desde hace días en la prensa alemana para resumir el escándalo en ese Estado considerado modelo de la integración de la desaparecida Alemania comunista en la nueva Alemania unificada. Los orígenes se remontan a los días de la reunificación a principios de los noventa, cuando se hablaba del salvaje Este. Avispados empresarios y mafiosos de toda laya, italianos y de la mafia rusa, acudieron a Sajonia al olor del dinero fácil procedente de la privatización de miles de empresas y edificios de propiedad estatal.

La depuración de los funcionarios de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA) dejó sin empleo a casi la mitad del aparato judicial del régimen comunista. Para subsanar esas bajas se favoreció la llegada de juristas del oeste de Alemania, personal que no se distinguía por sus buenas cualificaciones, sino más bien por el afán de aumentar sus salarios con lo que llamaban despectivamente complemento salarial de selva.

En Sajonia florecieron los negocios con la compra a bajo precio de edificios propiedad del Estado para revenderlos y hacer fortunas. Esto le costó caro a Martin Klockzin, que el 17 de octubre de 1994 tenía 35 años y presidía una inmobiliaria estatal encargada de adjudicar edificios. Klockzin concedió el edificio a una abogada vinculada sentimentalmente a un juez de Sajonia por 345.000 marcos (unos 173.000 euros), mientras que los otros interesados habían ofrecido 680.000 marcos (340.000 euros). Una persona que dijo traerle un telegrama llamó a la puerta de la casa de Klockzin: con una pistola de 9 milímetros le dispararon tres tiros a quemarropa, que de milagro no lo mandaron al otro barrio.

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La policía detuvo a los autores materiales de la agresión. La justicia condenó a dos a cadena perpetua y a sólo 12 años a un tercero porque denunció a los que les habían pagado 8.000 marcos (4.000 euros) para "darle una tunda" a Klockzin. Los inductores salieron bien librados: sólo tuvieron que pagar 2.500 marcos (1.250 euros) a una organización caritativa. En el juicio, los empresarios acusaron a Klockzin de frecuentar el burdel llamado Jasmin, donde trabajaban niñas de unos 13 años. Una secretaria y una de las niñas prostituidas confirmaron las acusaciones. Por aquellos días desapareció Barbara Beer, una funcionaria de los tribunales que se había empeñado en investigar la corrupción en el sector inmobiliario de Leipzig. Su esqueleto apareció el año 2000 en un bosque y su muerte sigue sin aclararse. También desapareció sin dejar huella el agente inmobiliario Michael Mielke, que estaba relacionado con los que atentaron contra Klockzin.

El burdel Jasmin era un lugar frecuentado por fiscales, jueces y policías. Según todos los indicios, los proxenetas del local filmaron a los clientes para someterlos a chantajes. Esto puede explicar la razón de que muchos de los procesos iniciados acabasen sobreseídos. En esos menesteres de obstaculizar la marcha de la justicia se distinguió el fiscal superior de Leipzig, Norbert Röger, de 55 años, una figura central en el escándalo. Röger, uno de los juristas traídos del oeste de Alemania, está supuestamente relacionado con los ambientes pederastas de Leipzig. Se le atribuye haber avisado a los burdeles y proxenetas de las redadas policiales en marcha contra pederastas. A pesar de que estaba sometido a un expediente disciplinario, el Ministerio de Justicia de Sajonia le dio el cargo de presidente de un importante juzgado. Mientras tanto, periodistas que investigaban la corrupción recibieron amenazas de empresarios inmobiliarios. Al corresponsal del semanario Der Spiegel, que publicó dos amplios reportajes sobre el escándalo, lo amenazaron con involucrarlo en un caso de pederastia que arruinaría su vida. A una funcionaria de justicia le estrangularon su gato y lo dejaron muerto en el jardín de su casa. Un jefe policial apareció muerto en extrañas circunstancias.

Los servicios secretos de Sajonia iniciaron una investigación sobre la criminalidad organizada en el Estado y empezaron a llenar páginas, hasta llenar 15.600. La pesquisa se cortó por la intervención del Tribunal Supremo de ese Estado, que sentenció que los servicios secretos carecían de legitimación jurídica para una investigación propia de la policía.

Desde los servicios secretos sajones, alguien temeroso de que la policía, fiscales y jueces enmascarasen y protegiesen a los culpables, filtró a la prensa partes de la investigación. Salió a relucir en pequeñas dosis. Se supo así que un grupo de nueve prostitutas checas enviadas por sus proxenetas atendían a los políticos en el mismo Ayuntamiento de Leipzig, uno de los mayores del mundo con sus 600 habitaciones, una torre de 114 metros y más de un siglo de antigüedad., Thomas de Maiziere. El último a la derecha, sin gafas y escaso pelo, Wolfgang Tiefensee.

En la última fila, detrás de Angela Merkel, Thomas de Maiziere; en la segunda hilera y a la derecha, Wolfgang Tiefensee.
En la última fila, detrás de Angela Merkel, Thomas de Maiziere; en la segunda hilera y a la derecha, Wolfgang Tiefensee.ASSOCIATED PRESS

Redes "intactas y peligrosas"

Las últimas indagaciones han sacado a relucir la destrucción de más de 40 archivadores con las investigaciones de los servicios secretos sajones. La oposición reclama la dimisión de los ministros democristianos del Interior y Justicia, mientras que los socialdemócratas del SPD amenazan también con romper la gran coalición con la Unión Cristianodemócrata (CDU) que gobierna en el Estado Libre de Sajonia. El Parlamento regional (Landtag) se reunirá el miércoles en Dresde para crear una comisión que tratará de investigar la ciénaga de corrupción.

Anteriormente, cinco diputados de ese Parlamento, miembros de la comisión de control de los espías, habían tenido acceso a los informes elaborados por aquéllos. Salieron horrorizados. El democristiano Frank Kupfer declaró: "En lo que he leído veo un desafío al Estado de derecho y sus instituciones". André Hahn, del poscomunista Partido del Socialismo Democrático (PDS), afirmó: "Se trata de abuso de poder y sobornos, de obstaculizar a la justicia y violación de secretos oficiales, de delitos sexuales y narcotráfico, sobornos inmobiliarios, lesiones y asesinatos".

El democristiano Kupfer acusó a su correligionario De Maiziere -hoy, brazo derecho de la canciller Angela Merkel en Berlín- por haber tenido conocimiento del informe cuando era ministro del Interior de Sajonia y no haberlo denunciado a la justicia o al Parlamento. De Maiziere argumentó que los informes de los espías carecen de base suficiente para una actuación judicial.

El ministro del Interior de Sajonia, el democristiano Albrecht Buttolo (CDU), destituyó al jefe de los servicios secretos por haber llevado adelante la investigación sin base legal para ello. No obstante, Buttolo reconoció ante el Parlamento regional que las redes mafiosas "están intactas y son peligrosas", y esto exige que todos los demócratas permanezcan unidos. Según Buttolo, todos los que se comprometan en la lucha contra la criminalidad organizada tienen que contar con convertirse en víctimas de intimidaciones y campañas de calumnias.

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