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Altos funcionarios británicos denuncian gastos injustificados del Gobierno laborista

Los primeros cadáveres contables en los armarios del laborismo británico fueron expuestos el martes por Jonathan Baume, secretario general de un sindicato de funcionarios que agrupa a más de 18.000 altos cargos. Baume reveló que varios mandarines, como se conoce a los funcionarios más poderosos, exigieron a sus superiores políticos instrucciones escritas sobre gastos que consideraban injustificados. Se trata de una protesta formal nada habitual, y significa que el funcionario cree que ese gasto tiene un objetivo político y no de gestión de Gobierno.

"Cuando un secretario permanente [máximo funcionario de carrera en cada ministerio] pide una carta de orientación a su ministro es porque cree que es una decisión grave que cree que no está bien", declaró Baume a la BBC. "Es tan poco habitual que algunos la comparan al botón nuclear. Cuando se da el caso tiende a ser por una decisión de un gasto elevado", añadió.

El primer ministro conservador, David Cameron, ha asegurado que sus ministros han encontrado algunos ejemplos de gastos "disparatados", y el secretario-jefe del Tesoro, el liberal-demócrata David Laws, declaró: "Estamos muy preocupados porque en los últimos meses ha habido muchos compromisos de gasto que algunos creen que no eran rentables". Sobre todo en estos tiempos de ajuste de las cuentas públicas.

La denuncia se produce cuando aún no hace una semana que los laboristas abandonaron el Gobierno. El antecesor de Laws, Liam Byrne, le dejó una nota de despedida que pretendía ser graciosa: "Me temo que no ha quedado ningún dinero en la caja".

La actividad parlamentaria tras las elecciones arrancó ayer con la reelección del conservador John Bercow como speaker o presidente de la Cámara. Tras delicadas negociaciones entre los partidos que integran la coalición, Cameron apareció por primera vez en el banco del Gobierno flanqueado por el viceprimer ministro y líder de los liberal-demócratas, Nick Clegg, y por el jefe del Foreign Office, William Hague.

En sus primeras palabras desde el banco del Gobierno, Cameron arrancó risas al subrayar que, con tantas caras nuevas, "muchos estamos sentados junto a gente con la que nunca nos habíamos sentado antes". Lo dijo sin darse cuenta de que parecía que se refería a su compañero de coalición, Nick Clegg.

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