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El Asad advierte contra un ataque militar extranjero

El presidente sirio asegura que "el régimen no caerá" pese a la presión

El presidente sirio, Bachar el Asad, se aferra al poder. "El régimen no caerá", asegura. El mandatario no tiene dudas a respecto, tal y como declaró en una entrevista emitida la noche del domingo por la televisión pública siria, en la que calificó de "sin sentido" las peticiones que llegan desde el extranjero para que abandone el poder.

El Asad descartó la posibilidad de una intervención militar extranjera en Siria como la misión que la OTAN está liderando en Libia para derrocar al dictador Muamar el Gadafi. "Eso podría tener repercusiones regionales que nadie puede esperar", advirtió el mandatario. "Más graves de las que ellos puedan soportar", precisó.

Mientras aumenta la presión internacional sobre la república árabe, el presidente lanzó al pueblo un mensaje de confianza y estabilidad. El líder alauí subrayó que no siente "ninguna inquietud" frente a las protestas que sacuden el país desde hace cinco meses y que ya han causado más de 2.200 muertos, según el último balance facilitado ayer por Naciones Unidas.

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"La solución es política", destacó, "pero hay situaciones que necesitan la intervención de las fuerzas de seguridad".

El Asad tampoco se declaró preocupado por la economía del país, asegurando que puede resistir frente al incremento de las sanciones impuestas por Washington y la Unión Europea, en referencia a las medidas que los Ventisiete podrían anunciar hoy para minar la industria petrolera siria.

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El mandatario recordó que su Ejecutivo está avanzando hacia reformas que posibilitarán las primeras elecciones parlamentarias pluripartidistas, que podrían celebrarse en febrero. Según El Asad, en la consulta del próximo año por primera vez distintas formaciones políticas se enfrentarán al Baaz, el partido en el poder desde hace 40 años.

Horas después de que el mandatario declarase que "no se doblegará ante la injerencia extranjera", los opositores al régimen tomaron las calles de varias ciudades para protestar.

Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, dos activistas murieron en las manifestaciones en Masyaf, en el norte del país, mientras otras cuatro resultaron heridas a manos de las milicias ciudadanas (shabiha).

Los opositores se enfrentaron a las fuerzas de seguridad también en Haula (centro), Enjel (sur), Latakia (norte) y en varios barrios de la capital, Damasco.

Según el opositor Comité de Coordinación Local, en algunos casos las fuerzas de seguridad del régimen intentaron evitar que las personas salieran de las mezquitas para unirse a las protestas, disparando a las masas.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU se reunió ayer en Ginebra para analizar la situación en Siria y preparar un borrador de resolución que los 47 Estados miembros tendrán que votar hoy.

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Navy Pillay, pidió a la Corte Penal Internacional que abra una investigación sobre supuestos crímenes contra la humanidad en la represión de las protestas.

El embajador de Siria ante la ONU, Faisal al Hamwi, definió como "sarta de mentiras" las acusaciones contra Damasco de "asesinatos, torturas, acosos y detenciones ilegales sistemáticas contra la población civil".

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