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Una amenaza llamada Lamar

Un desconocido pretende desbancar a Buchanan y a Dole en New Hampshire

Antonio Caño

A juzgar por los anuncios pagados por Bob Dole en la televisión de New Hampshire, el principal enemigo del senador republicano en esta campaña electoral no es Pat Buchanan ni mucho menos, Steve Forbes, quien cada día parece más un globo a punto de desinflarse. El rival contra el que Dole dirige la mayoría de sus ataques es Lamar Alexander, lan desconocido que fue tercero en los caucus de lowa y que ahora compite con posibilidades por la victoria en las elecciones primarias que mañana se celebran en este Estado, las primeras y más significativas del proceso electoral de Estados Unidos.Bob Dole teme que, después de que Buchanan le arrebatara los votos más conservadores, Alexander le quite ahora los votos moderados. Por eso, la publicidad de Dole ha pintado a Alexander como un liberal que cree en el aumento del gasto público, en los impuestos y que es débil contra la delincuencia. Ni eso parece cierto ni Lamar Alexander es un candidato que debiera inquietar a nadie. Pese a que, desde hace meses, ha recorrido a pie kilómetros y kilómetros de New Hampshire propagando su candidatura, Alexander sólo era conocido hasta hace unos días por la camisa de cuadros rojos y negros que vistió como símbolo popular en ese recorrido.

Después de su éxito en lowa, donde consiguió el 18% de los votos, los medios de comunicación han comenzado a fijarse en él y en sus propuestas, y han descubierto que, a falta de un verdadero líder en esta campaña, cualquier republicano, incluso Alexander, puede terminar siendo el candidato de esa fuerza a la presidencia norteamericana.

Alexander no tiene un programa mucho más moderado que sus contendientes. De hecho, es tan firmemente antiestatista como los más duros republicanos, y ha propuesto vagamente la creación de una rama especial de las fuerzas armadas para patrullar la frontera con México e impedir la entrada de inmigrantes. "No tengo ni idea cómo habría que hacerlo, simplemente hay que hacerlo, igual que liberamos Kuwait", ha dicho en una entrevista.

Los méritos de Alexander no son sus ideas sino las carencias de sus rivales. Pese a haber sido secretario de Educación y gobernador de Tennessee, Alexander gana a Dole por su imagen de político nuevo y ajeno a los intereses de Washington. "La única razón por la que tenemos pobres en este país es porque hemos contratado a Washington para hacer el trabajo que deberíamos de hacer nosotros", opina.

La alternativa prudente

También gana a Dole en juventud -tiene 55 años, 17 menos que el líder republicano en el Senado-, y en energías -ha construido su campaña boca a boca, sin recursos económicos ni apoyos de las figuras del partido conservador-. Frente a Buchanan, cuya mención empieza a asustar a los republicanos tradicionales, Alexander es la alternativa prudente, la única figura con capacidad de unir a los conservadores moderados y radicales.

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El propio Alexander ha advertido a los votantes de su partido que Clinton va a ser un rival muy difícil de vencer en noviembre, y que los republicanos no deberían tener como candidato "ni al alguien que habla como Washington y piensa como Washington' , en referencia a la larga trayectoria de Dole en esa capital, "ni a alguien que quiere arrojar por la borda a todo el que no le gusta", en alusión al radicalismo de Pat Buchanan. Muchos comentaristas consideran que si consigue un buen resultado en New Hampshire, Alexander puede ser el Clinton de los republicanos. También fue gobernador de un Estado del sur y también tiene una esposa acusada de escándalos financieros. Y, al fin y al cabo, también hace cuatro años por estas fechas parecía casi inconcebible que Clinton fuera presidente de EE UU.

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