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Benedicto XVI expresa la "humillación y vergüenza" que siente por los casos de abusos

El Papa celebra una misa en la catedral de Westminster tras reunirse en privado con el primer ministro Cameron, su 'número dos', Nick Clegg y la líder laborista Harriet Harman. Por la tarde, habrá una vigilia en Hyde Park

En el tercero de su visita de cuatro días a Reino Unido, el Papa Benedicto XVI mezcla en su agenda lo político con lo religioso. A primera hora de hoy, se ha dedicado a la parte política, con reuniones con los primeros espadas británicos: el primer ministro conservador, David Cameron, su número dos, el liberal Nick Clegg, y la líder interina de los laboristas, Harriet Harman. Solventados estos encuentros, se ha enfrascado en lo religioso, con una misa que celebra en estos momentos en la catedral de Westminster. Durante la misa, ha expresado la "vergüenza y la humillación" que siente por los abusos a menores cometidos por sacerdotes.

Durante la homilía y al hilo de referencias a los mártires, el Papa se ha referido a las víctimas de casos de abusos por parte de sacerdotes católicos que se han ido conociendo en los últimos meses en muchos países del mundo. A esas víctimas, como mártires modernos, ha reiterado su "profundo pesar" y ha reconocido, además, la "vergüenza y humillación" que esos "crímenes despreciables" han llevado a la Iglesia Católica, informa Miguel Mora. "Pienso en el inmenso sufrimiento causado por el abuso a menores, especialmente por los ministros de la Iglesia. Quiero manifestar mi profundo pesar a las víctimas inocentes de estos crímenes atroces, junto con mi esperanza de que el poder de la gracia de Cristo y su sacrificio de reconciliación traerá la curación profunda y la paz a sus vidas", ha dicho el Pontífice ante los varios miles de personas que asisten a la misa. También ha agradecido los esfuerzos realizados para afrontar este problema "de manera responsable" y ha pedido a todos "que os preocupéis de las víctimas y os compadezcáis de vuestros sacerdotes". El Pontífice se reunirá esta tarde en la Nunciatura con un grupo de víctimas británicas de abusos, un encuentro que no estaba previsto en la agenda papal.

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Antes del acto religioso, el Papa se ha reunido en privado durante 20 minutos en la Casa del Arzobispo, también en el complejo de Westminster, con el primer ministro británico, David Cameron, en el tercer día de su visita oficial al Reino Unido. Luego, le ha tocado el turno al viceprimer ministro, Nick Clegg, y a la líder laborista en funciones, Harriet Harman. Por la tarde tendrá lugar la Vigilia de Oración por la Beatificación del Cardenal Newman en Hyde Park, donde se espera la afluencia de miles de fieles católicos ingleses.

Era la primera vez que el líder "tory" (conservador), Cameron, se reunía con el Sumo Pontífice desde la llegada de éste al Reino Unido para su visita pastoral y de Estado de cuatro días, que termina mañana domingo en la ciudad inglesa de Birmingham. El líder liberaldemócrata Nick Clegg, que había recibido al Papa a su llegada a Edimburgo el jueves en representación del Gobierno, acudió esta mañana a verle con su esposa, la española Miriam González, y sus hijos. La líder en funciones del Partido Laborista, Harriet Harman, dijo, tras reunirse con el Papa que habían hablado de "las luchas a favor de la justicia social en las que han estado juntos católicos y laboristas".

Durante la jornada de ayer, Benedicto XVI pudo palpar la calurosa bienvenida de los británicos católicos y también escuchar algunas protestas de los que se han opuesto a su viaje. Hoy se celebrará en el centro de Londres, la protesta más multitudinaria convocada por un grupo que critica el que se haya dado al viaje del Papa el tratamiento de visita de Estado, que comenzará en Hyde Park Corner y terminará en Downing Street, frente a la residencia del Primer Ministro.

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Benedicto XVI saluda al primer ministro británico en la residencia del Arzobispo de Westminster.
Benedicto XVI saluda al primer ministro británico en la residencia del Arzobispo de Westminster.AP

Amenaza terrorista contra el Pontífice

La visita de Benedicto XVI al Reino Unido vivió ayer momentos de incertidumbre al revelar la policía británica la detención de seis personas acusadas de terrorismo. Cinco fueron detenidos en la madrugada del viernes y una sexta persona a última hora de la mañana. Aunque en un principio parecía que Scotland Yard había desbaratado un intento de atentado contra el Papa, luego fue dando más bien la impresión de que se trató de una operación preventiva para evitar la posibilidad de un atentado cerca de la ruta del Pontífice por Londres.

Con edades comprendidas entre 20 y 50 años, fueron detenidos por constituir una "amenaza terrorista" para el Papa. Todos son de nacionalidad argelina y trabajaban como barrenderos en la empresa de limpieza urbana Veolia Environment Services, subcontratada por el Ayuntamiento de Westminster, una de las áreas por las que pasó ayer la comitiva papal.

La policía no halló material peligroso ni armas en poder de los detenidos, aunque las pesquisas continuaban anoche. Scotland Yard informó de que se les aplicó la Ley Antiterrorista, que permite retener a los detenidos hasta 28 días si existen "sospechas razonables". La policía no explicó los detalles de la supuesta trama para atentar contra Benedicto XVI, aunque dijo que las detenciones se produjeron por "precaución y dado el riesgo potencial". Agentes armados detuvieron a los sospechosos en la sede de la empresa en la que trabajaban en Paddington.

La policía explicó que había analizado el plan de seguridad adoptado en principio para proteger al Papa pero que este "seguía siendo adecuado". Pese a los arrestos, el nivel de alerta antiterrorista oficial del Reino Unido permaneció en la cuota "grave", lo que significa que se considera "altamente probable" un ataque.

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