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Berlusconi convierte las municipales en un plebiscito ante el acoso de los fiscales

La batalla de los comicios municipales italianos se juega a partir de hoy en Milán, Turín, Nápoles y Bolonia, pero la capital de Lombardía parece el escenario decisivo. Milán es la ciudad de Silvio Berlusconi, y allí se hace realidad su peor pesadilla, la fiscalía milanesa. El primer ministro ha tratado por todos los medios de convertir las elecciones en un plebiscito personalista. El único lema, esta vez, ha sido "o yo o los jueces". Más de 12 millones de italianos están llamados a las urnas el domingo y el lunes para elegir a 1.344 alcaldes y 11 presidentes de provincia.

Las campañas son su hábitat favorito y Berlusconi tenía poderosas razones para explotar esta ocasión. Sigue teniendo cuatro procesos pendientes, la economía está estancada y su popularidad se ha resentido por culpa del caso Ruby -en el que está imputado por abuso de poder y prostitución de menores-. Su presencia ha sido tan invasiva que el telediario de RAI 1, el más visto del país, ha sido multado con 100.000 euros por dedicarle cuatro veces más tiempo que al líder de la oposición, Pierluigi Bersani.

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El primer ministro será de nuevo el cabeza de cartel de la lista milanesa a la alcaldía, que agrupa al Pueblo de la Libertad (PDL) y la Liga Norte. Ya lo hizo hace cinco años, y su nombre recibió 53.000 preferencias. Pero los sondeos predicen que esta vez la presencia de su foto en las papeletas podría perjudicar más que ayudar a la exalcaldesa Letizia Moratti, candidata de un centro- derecha que gobierna la ciudad desde hace 18 años.

La cuñada del presidente del Inter y aliada del presidente del Milan se ha distanciado de las feroces diatribas contra los "jueces golpistas", y en la recta final ha dado síntomas de desesperación al recurrir al juego sucio. En un debate televisado, Moratti acusó al candidato del centro-izquierda, Gianluca Pisapia, de haber sido condenado hace 30 años por el robo de un coche. En realidad, fue absuelto. El viernes, 40.000 personas apoyaron en su último mitin a Pisapia, ganador por sorpresa en las primarias frente al aspirante oficial del dividido e indolente Partido Democrático (PD). La clave podría estar en manos de un joven de 20 años, Mattia Calise, candidato del movimiento antipolítico Cinco Estrellas, del cómico Bepe Grillo.

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Las mentiras, los insultos y el desprecio a las reglas del juego han sido recurrentes en la nerviosa campaña de la derecha. El viernes, en Nápoles, Berlusconi prometió que no demolerá las casas construidas sin licencia, denigró el aspecto físico de la exalcaldesa Rosa Iervolino (PD) y la culpó por la inmundicia que inunda la ciudad. En teoría fue el último acto oficial antes del voto, pero el sábado Berlusconi se sumó a la fiesta del Milan por el título de Liga, y el lunes (día en que las urnas estarán abiertas hasta las tres de la tarde) ha prometido acudir al juicio del caso Mills.

Falta un año y medio para el final de la legislatura. Si el PDL gana en Milán y en Nápoles, el Gobierno saldrá reforzado y Berlusconi recibirá un nuevo impulso en su cruzada contra los jueces.

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