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Berlusconi se sienta en el banquillo por primera vez en ocho años

La mayoría parlamentaria ultima nuevas leyes a medida para frenar los casos

Tras ocho años de ausencia, Silvio Berlusconi regresó ayer al Palacio de Justicia de Milán y puso en escena la secuencia final de la película El caimán, de Nanni Moretti. El primer ministro italiano asistió a la vista preliminar, a puerta cerrada, del caso Mediatrade, en el que está imputado por apropiación indebida y fraude fiscal. En la puerta de los juzgados, fue jaleado por un centenar de seguidores que habían sido convocados por el senador Mario Mantovani, coordinador lombardo del Pueblo de la Libertad. A la entrada, hubo aplausos y gritos de "Silvio, Silvio", mientras en la otra acera sus detractores le abucheaban.

En una pancarta desplegada por la claque se leía: "Fuera la política de los tribunales de justicia".

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Al abandonar los tribunales, Berlusconi detuvo el coche oficial, se subió al estribo como hizo en 2007 cuando anunció la fundación del Pueblo de la Libertad, y saludó a sus fans: "Ha ido todo bien, muchas gracias a todos, volveré".

Eso fue cuanto pudieron mostrar las televisiones, que en cambio no fueron autorizadas a grabar la comparecencia del primer ministro ante los jueces, la primera desde que en 2003 asistió a una vista del caso SME, en el que fue imputado por sobornar a un juez. Berlusconi acabó absuelto, pero dos de sus abogados y el magistrado sobornado fueron condenados.

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Aquel día, el magnate y político se negó a responder a la fiscal Ilda Bocassini y se largó de la sala alegando que le esperaba un mandatario extranjero. La vista de ayer era preliminar, y los magistrados se limitaron a fijar la nueva fecha del juicio, que se reanudará el 4 de abril.

En el caso Mediatrade están acusadas 12 personas, la mayoría dirigentes y socios del grupo Mediaset, propiedad de Berlusconi. Los fiscales afirman que la filial Mediatrade compraba los derechos de series y películas estadounidenses a través del intermediario egipcio-estadounidense Frank Agrama, revendiéndolas a empresas interpuestas inflando el precio de forma ficticia. Según la acusación, Agrama era un socio oculto de Berlusconi, y le ayudó a crear durante dos décadas un fondo negro de 170 millones de euros en sociedades situadas en paraísos fiscales con el fin de reducir los beneficios reales de Mediaset y pagar menos impuestos en Italia.

Antes de llegar al juzgado, Berlusconi dio una entrevista telefónica a Canal 5 en la que atacó a los fiscales, a la oposición "comunista" y al Tribunal Constitucional. Dijo que las acusaciones son "ridículas e infundadas", y se definió como un "perseguido", "el hombre más imputado de la historia del universo". Según el magnate, las citaciones a sus cuatro procesos son "la consecuencia de la increíble sentencia del Tribunal Constitucional que decidió que solo en Italia un presidente del Gobierno puede ser procesado mientras gobierna, distrayéndole de su cargo y de sus tareas públicas".

En su alegato televisivo, Berlusconi aceptó que conoció a Agrama en los años ochenta, aunque añadió que "nunca" le volvió a ver, y aseguró que nunca se ocupó de gestionar los derechos televisivos de su empresa porque desde 1994 se dedica a la política.

El primer ministro, de 75 años, prometió que se presentará "a todas las vistas futuras para no suspender los procesos en curso". En paralelo al show mediático, la mayoría de centro-derecha avanzaba en la tramitación parlamentaria de las normas diseñadas a medida para dejar en vía muerta al menos dos de los cuatro juicios. La norma llamada Prescripción Breve, que recorta el plazo de prescripción para los acusados que no han sido nunca condenados, que acabaría en apenas un mes con los casos Mills y Mediaset, debe ser aprobada esta semana.

Contra el caso Ruby, el PDL y la Liga del Norte ultiman una nueva moción que afirma que la competencia para juzgar a Berlusconi corresponde al Tribunal de Ministros y no al de Milán. Eso abriría un conflicto de atribuciones que deberá resolver el Tribunal Supremo, aunque la Fiscalía milanesa ha dicho que no bloquearía el proceso.

El primer ministro Berlusconi abandona el Palacio de Justicia de Milán tras su comparecencia.
El primer ministro Berlusconi abandona el Palacio de Justicia de Milán tras su comparecencia.LUCA BRUNO (AP)

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