_
_
_
_
_

Blair vincula la comisión de Irak a teorías conspirativas

Tony Blair pareció despreciar ayer los trabajos de la comisión que investiga la participación de Reino Unido en la guerra de Irak al vincular las ansias investigadoras con teorías conspirativas. En la primera entrevista que concede tras declarar el mes pasado ante esa comisión, Blair se quejó de que no se acepte la posibilidad de que haya distintas opiniones sobre la invasión sin por eso tener que recurrir a la opción de que ésta fue producto de un engaño.

La entrevista fue en la muy probélica cadena estadounidense Fox y el entrevistador era Mike Huckabee, rival de John McCain en las primarias republicanas en las últimas presidenciales de EE UU.

Huckabee no entendía por qué ha habido ya cuatro investigaciones sobre el tema en Reino Unido. "Creo que es en parte porque tenemos esa curiosa costumbre, que no creo que se ciña sólo a Reino Unido, de que a la gente le cuesta aceptar que se puede estar en desacuerdo y ser una persona razonable, puedo ser una persona razonable y no estar de acuerdo en algo", respondió Blair. "Siempre tiene que haber un escándalo. Tiene que haber una conspiración detrás. Ya sabe, un gran engaño. A la gente le cuesta entender que es posible tener puntos de vista diferentes y mantenerlos de forma razonable".

Más información
Gordon Brown comparecerá ante la comisión de la guerra de Irak el 5 de marzo

Comparece Straw

En Londres, el ex ministro de Exteriores británico Jack Straw compareció ayer por segunda vez en pocos días ante la comisión. Los investigadores querían clarificar unas acusaciones de la ex ministra Clare Short de que Straw y Blair impidieron que el Gabinete debatiera el polémico dictamen jurídico del fiscal del reino, lord Goldsmith, defendiendo la legalidad de la guerra pese a que unos días antes de presentarlo dudaba de esa legalidad.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Straw negó esas acusaciones y aseguró que ministros como Gordon Brown, John Prescott, David Blunkett y Charles Clarke no eran "violetas mustias" a las que se pudiera hacer callar si hubieran querido debatir el asunto.

"No hay nada anormal en que se discutan distintas opciones en las decisiones legales. El Gabinete tenía lo que quería y lo que necesitaba para tomar una decisión. A nadie, incluida Clare Short, se le impidió que preguntara al fiscal cuál era su posición. Y en aquellos días bastaba con abrir un periódico para saber que había habido un intenso debate sobre la legalidad. No era ningún secreto", dijo Straw.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_