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La guerra afgana

Bollywood o la tradición afgana

Kabul adora las películas de Bollywood. Varios canales de televisión emiten a todas horas los sencillos dramas románticos y de acción de la industria de Bombay. Es el escapismo más básico ante las bombas y el peso de la tradición, algo que en Afganistán está creando problemas de cabeza a más de una familia.

"Las canciones se escuchan por todos lados", cuenta un joven afgano que trabaja en una de las pocas librerías de Kabul. "Aquí los matrimonios son concertados, pero a veces, por el efecto de las películas, si las familias se oponen puede que la pareja intente escaparse".

No es que Bollywood imponga un modelo mucho más abierto. La inocencia de sus musicales se construye sobre la insinuación y el actor nunca llega a besar a la protagonista. Pero la sensualidad que respiran las películas es más que suficiente para que la estructura de la familia afgana de clase media pueda tambalearse.

Más aún cuando los muchachos de Kabul no tienen muy fácil ligar. "Se empieza con las miradas y luego les tienes que decir algo. A lo mejor, si no les gustas puede que se enfaden y que te digan que no tienes hermana o cosas por el estilo", relata el librero.

Los peligros de Bollywood han sido advertidos por el Gobierno de Hamid Karzai, que en 2007 prohibió la distribución de la película Kabul Express, rodada con fuertes medidas de seguridad en la ciudad alegando que la cinta ridiculizaba a la etnia hazara, una de las minoritarias en Afganistán.

También las asociaciones de mujeres han criticado que los mensajes de las películas no hacen sino perpetuar la sumisión de la mujer; al final, los dramas de Bollywood siempre acaban en un matrimonio tradicional con el acuerdo de las familias.

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En Kabul prácticamente no hay cines. Todos fueron destruidos por los talibanes y los pocos que se han vuelto a abrir proyectan películas muy antiguas que no son del gusto de los jóvenes. Así que la piratería es la única forma de emborracharse de las danzas indias y de las mujeres más hermosas.

"Las afganas son también muy guapas. Lo que pasa es que no quieren tener sexo. Si quieres tenerlo tienes que prometerles que te vas a casar con ellas. Así que les engaño y puedo estar con otras", dice Nourim, de 19 años, en la Universidad de Kabul. Otros optan por recurrir a las prostitutas rusas o iraníes, la opción más cara, o a las afganas de la zona más pobre de Kabul, cerca de los montes.

En cualquier caso, sea a pesar de Bollywood o gracias a la industria india, los jóvenes afganos, aunque con cambios, siguen reproduciendo los mismos roles que hasta ahora han imperado en la clase media afgana: las mujeres mantienen la timidez que se les presupone y no pueden elegir y los hombres necesitan trabajo y dinero para casarse, dar una dote y conseguir tener una relación.

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