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Brown, acusado de comprar votos para endurecer la ley antiterrorista

El primer ministro ofrece 1.900 millones a los unionistas del Ulster

El primer ministro británico, Gordon Brown, rechazó ayer las acusaciones de que ha tenido que comprar los votos que le permitieron el miércoles pasado ver cómo la Cámara de los Comunes aprobaba, por un margen estrechísimo, la ampliación del periodo de detención preventiva sin cargos de los sospechosos de terrorismo de los actuales 28 días a 42.

Los Lores aún deben aprobar la ampliación de la detención a 42 días
España no participará en la instrucción de la nueva policía

Pero el primer ministro, que vio cómo los medios centraron en ese asunto gran parte de su rueda de prensa mensual, se liberó de esa presión a media mañana, nada más saberse que el hasta ahora portavoz de Interior del Partido Conservador, David Davis, había renunciado a su acta de diputado para denunciar "el lento estrangulamiento por el Gobierno de las libertades británicas fundamentales". Davis se presentará a la reelección en las elecciones parciales que se convocarán en breve para cubrir su baja.

La maniobra de Davis no tiene precedentes en la política británica, pero corre el riesgo de darle poco más del cuarto de hora de fama con que ayer fue recibida. Davis pactó de antemano con los liberales-demócratas que éstos no presentarán un candidato contra él, pero corre el riesgo de que los laboristas, que ayer tacharon la operación de "golpe de propaganda", tampoco presenten candidato, con lo que la elección se convertirá en una farsa y un despilfarro de dinero público.

En las pasadas elecciones, Davis ya obtuvo el 47,5% de los votos en su circunscripción de Haltemprice & Howden (Yorkshire), muy por delante del candidato liberal (36,8%) y del laborista (12,7%), por lo que su victoria estaba asegurada de antemano.

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"Iniciativa personal"

El líder tory, David Cameron, que no parece muy satisfecho con la actuación del que fuera su rival para el liderazgo del partido, puntualizó ayer que se trata de "una iniciativa personal de David Davis". Le mostró, sin embargo, su total apoyo por su agresiva campaña contra la extensión de la detención preventiva. Pero mientras Davis aseguró el miércoles que si la medida entra en vigor -aún ha de pasar por la Cámara de los Lores- los conservadores la suprimirán cuando lleguen al poder, Cameron no se ha comprometido a tanto. Es muy probable que los lores rechacen la propuesta aprobada el miércoles por los Comunes, pero el Gobierno parece decidido a recurrir a la ley que le permite imponer una ley aprobada por los Comunes, como Cámara electa, aunque sea rechazada por los lores.

El golpe de publicidad de David Davis ha permitido a Brown desaparecer de la apertura de los informativos para responder a las acusaciones de que ganó la votación del miércoles con juego sucio.

Los conservadores le acusan de haber comprado el voto de 10 unionistas de Irlanda del Norte, incluidos los nueve del mayoritario Partido Democrático Unionista del Ulster (DUP), al comprometerse a un paquete económico de 1.900 millones de euros que incluye el polémico traspaso a las autoridades locales del controvertido impuesto sobre el consumo de agua.

También le han acusado de conseguir el voto de rebeldes de la izquierda laborista con compensaciones políticas personales, como suavizar la política británica sobre Cuba, u obligarles a votar con el Gobierno bajo la amenaza de retirarles cargos de libre designación. Pese a ello, 37 diputados del Partido Laborista votaron contra el Gobierno, que hubiera perdido la votación sin el apoyo de los norirlandeses.

"No ha habido acuerdos", dijo el primer ministro Brown, y aseguró que los norirlandeses votaron a favor del endurecimiento de la ley porque han sufrido el terrorismo en carne propia. Pero uno de los argumentos de quienes critican la extensión de la detención preventiva es precisamente que el internamiento ilimitado sin cargos de los sospechosos de pertenecer al IRA, que durante años se practicó en el Ulster, multiplicó los apoyos del grupo entre la población.

Gordon Brown, en la conferencia de prensa de ayer.
Gordon Brown, en la conferencia de prensa de ayer.REUTERS

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