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Brown intenta recuperar la iniciativa con medidas de apoyo a las familias

Los nuevos inmigrantes deberán compensar por el gasto en servicios sociales

El primer ministro británico, Gordon Brown, intentó ayer recuperar la iniciativa política presentando en los Comunes un paquete de 18 propuestas de ley para el próximo curso parlamentario. Las propuestas se centran en paliar los efectos de la crisis financiera en la población y en lanzar guiños a las familias británicas con propuestas en educación, sanidad y recortando los derechos de los inmigrantes al tiempo que aumentando sus obligaciones, como la de sufragar un nuevo fondo para compensar a los ayuntamientos en los que se instalan.

El primer ministro británico presentó en los Comunes un paquete de 18 leyes

Brown se comprometió a crear un fondo para adquirir viviendas que no consiguen comprador y destinarlas a vivienda social, a legislar para que los ahorradores tengan garantizada una porción más grande de sus depósitos en caso de crisis bancaria, a introducir un nuevo sistema de calificación escolar, a obligar a los desempleados a reciclarse o perder el subsidio, a beneficiar a los pequeños ahorradores, a ligar el rendimiento a la financiación de hospitales, etcétera.

Un programa pensado para ocupar el espacio político por el que avanzan los conservadores y que llevó a su líder, David Cameron, a recibirlo con mofa al espetar a Brown que muchas de sus propuestas son mera copia de las suyas, y sugerirle que convoque elecciones para que los británicos puedan decirle la frase de moda en la televisión británica: "¡Estás despedido!".

El sarcasmo de Cameron tiene un fundamento político, porque se basa en la peregrina idea de una ministra laborista de que Brown protagonice un reality show para atajar su actual impopularidad. La ministra puso como ejemplo a seguir al energético y más bien dictatorial empresario Alan Sugar en el concurso El aprendiz: ¡estás despedido!

La anécdota revela el desespero que empieza a atenazar a los laboristas, enzarzados cada vez más en una latente guerra civil, buscando fórmulas mágicas para levantar del suelo a su aturdido primer ministro y preguntándose cada vez más abiertamente si Brown estará en condiciones de afrontar las próximas elecciones generales como líder del partido.

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Brown parece haber tomado un sesgo populista para recuperar la iniciativa. Gran defensor de la inmigración como motor de la economía cuando dirigía el Tesoro, siendo ya primer ministro lanzó un compromiso de dudosa legalidad: crear medio millón de empleos británicos para trabajadores británicos. Luego introdujo un sistema de puntos para regular la llegada de inmigrantes. Y ayer confirmó lo que ya había esbozado en febrero al anunciar nuevas restricciones y nuevas obligaciones para los inmigrantes.

"El objetivo de nuestra política de inmigración es asegurar que Gran Bretaña obtiene los beneficios asociados a la inmigración, al tiempo que al gestionarla de manera segura nos cercioramos de que las expectativas de los recién llegados están claras", dijo. "Los requerimientos legales van a ser que los recién llegados aprendan inglés, cumplan las reglas y demuestren que están haciendo una contribución económica al Reino Unido. Sólo los que tengan la completa ciudadanía

tendrán acceso pleno a ayudas y viviendas sociales. Y los recién llegados serán requeridos a pagar un fondo sobre el impacto de la inmigración para ayudar a las comunidades locales a afrontar los cambios de población", añadió.

No explicó qué derechos pensaba recortar. Tampoco lo hicieron Downing Street, el Home Office (Ministerio del Interior) ni el Departamento de Trabajo y Pensiones cuando fueron preguntados por este diario. En febrero, Brown se refirió al derecho a pagar matrículas al precio de los británicos en la educación superior a los 18 años, a vivienda social permanente y a ciertas ayudas de la Seguridad Social.

Gordon Brown sale ayer de Downing Street de camino a la Cámara de los Comunes.
Gordon Brown sale ayer de Downing Street de camino a la Cámara de los Comunes.AFP

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