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Brown se resiste a convocar un referéndum sobre la Carta Europea

El Gobierno británico insiste en la ratificación por vía parlamentaria

Gordon Brown resiste impertérrito las crecientes presiones para que convoque un referéndum sobre la ratificación del nuevo Tratado Europeo. En su discurso del lunes ante el congreso laborista en la localidad de Bournemouth, el primer ministro británico sólo dedicó al asunto dos líneas en un discurso de más de una hora. Y ayer, su ministro de Exteriores, David Miliband, insistió en la ratificación por vía parlamentaria.

El primer ministro se limitó a decir ante las bases laboristas: "Acepto mis responsabilidades de escribir en detalle en el Tratado Reformado las líneas rojas que hemos negociado para el Reino Unido". Ayer, el ministro de Exteriores, David Miliband, quiso enfatizar el europeísmo del Gobierno laborista y su decisión de ratificar el nuevo tratado por la vía parlamentaria. "La Unión Europea, por mucho que se le ataque, es una institución internacional necesaria hoy en día. La Orden de Arresto Europea hizo caer en la trampa a quienes pusieron las bombas del 21-J. Los compromisos europeos están liderando la lucha contra el cambio climático", explicó.

"Europa necesita mirar hacia fuera, no hacia dentro, a los problemas más allá de sus fronteras que definen la inseguridad en nuestras fronteras. No necesita mirarse al ombligo institucional y por eso el Tratado Reformado abandona los principios de reforma constitucional y ofrece una protección clara a la soberanía nacional", añadió. "Debería ser examinado y aprobado por el Parlamento. Y a cada uno de los diputados tories les diría: hay ocho miembros de vuestro Gabinete en la sombra que votaron contra la celebración de un referéndum sobre el Tratado de Maastricht en 1992", proclamó el ministro de Exteriores.

El Reino Unido nunca ha recurrido a un referéndum para ratificar un tratado europeo. Pero el anterior primer ministro, Tony Blair, se comprometió a convocar uno para ratificar el proyecto de Constitución Europea. No porque creyera que fuera necesario, sino porque entonces atravesaba tal debilidad política que prometió el referéndum para asegurarse el apoyo del poderoso Rupert Murdoch, y en particular del diario The Sun, en las elecciones de 2005.

La campaña de Murdoch

Desde que Brown ha llegado al poder -a los pocos días de acordarse las bases negociadoras del Tratado Reformado-, Murdoch ha lanzado una brutal campaña de presión a favor del referéndum. The Sun publicó el lunes siete páginas exigiendo el referéndum y ayer un editorial a toda página. También los sindicatos quieren referéndum -porque creen que el Tratado Reformado tiene menos fuerza social que la Constitución-, y el diputado euroescéptico laborista Ian Davidson asegura que hay 120 diputados laboristas a favor de la consulta.

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Es casi imposible que Gordon Brown ceda a esas presiones, pero el asunto puede influir mucho en las negociaciones para cerrar el tratado. Si el primer ministro se decide a convocar elecciones en octubre o noviembre, será absolutamente intransigente en las negociaciones de las próximas semanas para conseguir que se respeten todas las exigencias británicas en el acuerdo final sobre el tratado.

El argumento de Brown contra el referéndum es que los cambios introducidos en el tratado y las cautelas específicamente británicas negociadas en junio hacen completamente innecesaria la consulta popular prometida por Tony Blair. Para lo que ha quedado de la Constitución, al menos a efectos británicos, el Parlamento se basta y se sobra para decidir.

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