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El Bundestag aprueba el cambio en el reparto del poder federalista

La reforma busca reducir el porcentaje de leyes que requieran de la aprobación de la cámara de representación regional

El Bundestag (la Cámara Baja del Parlamento alemán) ha aprobado hoy la reforma del federalismo, un proyecto discutido durante años que pretende agilizar el proceso legislativo con un mejor reparto de competencias entre el Estado y las regiones. Tras décadas de discusiones, dos años de trabajos en las respectivas comisiones y seis meses de retoques puntuales, la reforma ha obtenido el respaldo necesario de dos tercios de la cámara, sin el que no se pueden hacer enmiendas constitucionales.

El respaldo ha llegado de los diputados de la gran coalición -cristianodemócratas y socialdemócratas- que suman algo más de este porcentaje, mientras que los tres pequeños partidos de la oposición rechazaron la reforma. También dentro de las propias filas de la coalición de gobierno ha habido reservas puntuales, pero finalmente se ha impuesto la disciplina de grupo. Antes de la votación, la canciller alemana, Angela Merkel, ha hecho un último llamamiento pidiendo el apoyo a una reforma que, según ha dicho, "no ha sido fácil", pero que abre un camino correcto.

Básicamente, la reforma persigue reducir el porcentaje de leyes que requieran de la aprobación del Bundesrat, la cámara de representación regional. El pulso político entre Estado y regiones a causa de una correlación de fuerzas a menudo opuesta en el Bundestag y el Bundesrat ha conducido a que muchas iniciativas de gobierno no prosperaran. Con la reforma, se pretende reducir las leyes que requieren de la aprobación del Bundesrat del 60% actual a entre el 30 y 40%.

Modificación de la Constitución

En total, el proyecto, que entrará previsiblemente en vigor el 1 de enero de 2007, hará necesaria la modificación de 25 artículos de la Constitución, lo que ha llevado a bautizarla como la mayor reforma en la historia de la República Federal de Alemania. Sin embargo, son muchos los expertos que han visto en este proyecto ambicioso una prueba más de que en Alemania es imposible simplificar realmente el sistema político.

El precio de esta cesión de poder por parte del Estado central ha sido alto, pues los jefes de los estados federados han logrado a cambio hacerse con las competencias plenas en muchos sectores.

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La canciller alemana, Ángela Merkel, junto al ministro de Trabajo, Franz Muentefering, durante el debate de hoy en el Bundestag.
La canciller alemana, Ángela Merkel, junto al ministro de Trabajo, Franz Muentefering, durante el debate de hoy en el Bundestag.REUTERS

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