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Bush y Lula acuerdan potenciar el uso de biocombustibles como alternativa al petróleo de Venezuela

El objetivo de la gira del mandatario estadounidense es frenar la creciente influencia de Chávez en Suramérica.- Unas 6.000 personas se manifiestan contra la visita de Bush en Sao Paulo

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, han firmado un acuerdo para desarrollar conjuntamente un plan para potenciar el uso de biocombustibles y reducir así la actual dependencia de Suramérica de los recursos petrolíferos de la Venezuela de Hugo Chávez.

Es el primer resultado tangible de la polémica gira que ha emprendido Bush por Latinoamérica para contrarrestar la creciente influencia del régimen chavista en el continente americano.

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En una comparecencia conjunta de ambos mandatarios al término de su reunión en Sao Paulo, Lula ha aplaudido lo que ha calificado de paso "fundamental" para "contribuir con la democratización energética del planeta". Bush, por su parte, ha apelado a la soberanía de cada país para defender el acuerdo: “si eres dependiente del petróleo extranjero, tienes un grave problema de seguridad nacional”; “ser dependiente de la energía de otros implica que dependes de las decisiones que toman otros”, ha proclamado.

Sobre el papel, el acuerdo sobre biocombustibles firmado por EE UU y Brasil, los dos mayores productores de etanol, también busca luchar contra la polución y a favor del crecimiento de las economías suramericanas. Brasil es el principal productor de biocombustibles del mundo, ya que dedica 5,6 millones de hectáreas al cultivo de caña de azúcar que producen 18.000 millones de litros de etanol anualmente.

En la misma comparecencia, Lula ha ensalzado ante su homólogo estadounidense el proceso de integración suramericano, “el mejor camino para el fortalecimiento de la democracia". Según Lula, el proceso de integración del Mercosur, que forman Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y ahora Venezuela, está marcado por el respeto de la "soberanía e independencia" de cada uno de los países miembros.

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Lula también ha reiterado a Bush su convencimiento de que urge llegar a un acuerdo que permita destrabar las negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC). El presidente brasileño ha insistido en que las trabas ahora son "estrictamente políticas" y que es necesario convocar una reunión de líderes mundiales para darle al asunto la solución "política" que requiere.

Oposición a Bush

La visita de Bush a Brasil ha sido contestada por una parte de la población brasileña que rechaza la tradicional injerencia de Estados Unidos en los países suramericanos. Bush ha podido ser testigo de este clima cuando, de camino al hotel donde está alojado, ha podido ver alguna pintada en la que se podía leer "Fuera Bush, asesino". Mientras llegaba la comitiva presidencial estadounidense, en Sao Paulo unas 6.000 personas simpatizantes del movimiento de los Sin Tierra se manifestaban contra la presencia de Bush en la Avenida Paulista, una de las principales de la ciudad.

Una confrontación entre estudiantes radicales y las fuerzas de seguridad, en la que la Policía ha utilizado gases lacrimógenos y que ha dejado seis heridos. La situación no ha inmutado a la Casa Blanca: "El presidente va a hacer lo que lleva haciendo mucho tiempo, hablar sobre una agenda positiva", ha afirmado el consejero de Seguridad Nacional, Stephen Hadley.

La agenda del presidente estadounidense en Brasil se cerrará con una visita al centro comunitario de Meninos do Morumbi, en un barrio de Sao Paulo donde se combinan áreas de enorme riqueza y favelas míseras. Mañana por la noche, Bush partirá hacia Uruguay, la segunda etapa de su viaje, desde donde continuará a Colombia, Guatemala y México.En Colombia, las autoridades revelaron que han detectado planes para atentar contra el presidente durante su visita, pero expresaron su confianza en que se han tomado las medidas suficientes para que el viaje transcurra sin incidencias.

Bush y su esposa Laura, a su llegada al aeropuerto de Sao Paulo.
Bush y su esposa Laura, a su llegada al aeropuerto de Sao Paulo.REUTERS
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