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Buteflika mantiene el control en el Parlamento pese a la alta abstención

El 70% de los argelinos no acudió a las urnas o votó en blanco

Las autoridades argelinas han evitado, al menos de momento, sacar consecuencias de la masiva abstención registrada en las elecciones legislativas del jueves. El ministro de Interior, Nuredin Zerhuni, restó importancia al resultado comparando la baja participación con las elecciones celebradas en Estados Unidos o Italia y alabó la "madurez política" con la que el pueblo argelino "se expresó para elegir a sus representantes".

La gran mayoría del pueblo argelino se manifestó negándose a elegir a sus diputados. Un 64,35% de los casi 19 millones de electores se abstuvo, cifra récord desde la independencia. Entre los que votaron, más del 14% depositó papeletas blancas o nulas mostrando su disconformidad con las 24 formaciones políticas que concurrían. Sólo un 30,5% de los argelinos optó por un partido. En Argel la abstención rondó el 82%.

Buena parte de la clase política, empezando por la mayoría presidencial, había presentado las elecciones como un referéndum contra el terrorismo que persiste en Argelia y que el 11 de abril golpeó duramente en la capital causando 30 muertos y 220 heridos.

"La escasa participación ilustra el creciente abismo entre el mundillo político y los ciudadanos", dice el politólogo Nacer Metal. Su comentario es suave comparado con los que escribían ayer algunos columnistas de grandes diarios que se publicarán hoy. Sostienen que el boicoteo deslegitima el sistema político instaurado en Argelia a finales de los noventa.

El ministro Zerhuni acabó reconociendo que el abstencionismo "es quizá la demostración de que los ciudadanos desean que los programas se adapten de manera más concreta y convincente a las transformaciones que ha experimentado la sociedad en estos años".

En su empeño por minimizar aspectos negativos, Zerhuni también aseguró que "los intentos de cometer irregularidades en algunos colegios electorales no han tenido incidencia alguna sobre el conjunto del escrutinio". Horas antes el presidente, Abdelaziz Buteflika, recibió una carta del presidente de la comisión de supervisión electoral, el juez Said Bouchair, pidiéndole que "ponga fin" a los graves caso de fraude que "no pueden ser calificados de aislados".

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Zerhuni compareció ante la prensa a media mañana para dar cuenta de los resultados que hasta entonces había conservado celosamente guardados.

La coalición que apoya al presidente Buteflika cede 35 escaños porque su principal pilar, el Frente de Liberación Nacional (FLN), pierde un tercio (63) de sus diputados. Aún así conserva la mayoría absoluta junto con sus aliados, el Reagrupamiento Nacional Democrático, de inspiración tecnocrática, y el Movimiento de la Sociedad para la Paz (MSP), una formación con aroma islamista.

El Islah, que hasta ahora constituía la principal oposición islamista legal, pierde 40 de sus 43 escaños porque sus seguidores rehusaron votarle después de que el Ministerio del Interior prohibiese a su líder, Abdalá Djabalá, presentarse. La corriente islamista moderada crítica con el régimen casi desaparece del Parlamento pese tener una fuerte presencia en la sociedad.

La oposición nacionalista de izquierdas, encarnada por el Partido del Trabajo, gana peso con sus 26 escaños. Por último, entra en el Parlamento, con 19 escaños, el Reagrupamiento Constitucional Democrático, laicos y antisistema que en años anteriores había boicoteado las elecciones por considerar que iban a ser manipuladas.

EL PAÍS (Fuente: FP.)

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