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El derribo del 'jumbo' surcoreano por la URSS hace un año continúa siendo una incógnita

Mañana se cumple el primer aniversario del derribo de un jumbo surcoreano por aviones de combate soviéticos, en circunstancias todavía no aclaradas. Tras el consiguiente escándalo internacional, la URSS anunció su intención de actuar del mismo modo con otros aparatos que puedan violar su espacio aéreo en el futuro. Esta actitud, junto con las constantes actividades de espionaje entre las dos superpotencias y el clima reinante de guerra fría y desconfianza mutua, hacen que el peligro de incidentes similares amenace la seguridad de la aviación comercial, sobre todo en determinadas zonas del mundo.

Un año después del derribo de un avión comercial surcoreano, con 269 pasajeros y tripulantes a bordo, por aviones de caza soviéticos sobre la isla de Sajalin, en espacio aéreo de la URSS, las incógnitas sobre cómo se produjo esta tragedia continúan sin despejarse ni existen indicios de que el misterio vaya a aclararse en el futuro inmediato.El Boeing 747-230B de las líneas aéreas surcoreanas (KAL), que efectuaba el vuelo 007, desde Nueva York a Seúl, con escala en Anchorage (Alaska), fue derribado en la madrugada del 1 de septiembre del año pasado por cazas interceptores Sujoi 15 soviéticos, cuando volaba a más de 500 kilómetros al norte de su ruta, dentro del espacio aéreo de la URSS y sobre una zona de gran importancia estratégica, la península de Kamchatka y el mar de Ojotsk.

El grave incidente reavivó el clima de guerra fría entre las dos superpotencias y estuvo a punto de hacer fracasar el acuerdo final, tan trabajosamente conseguido, de la reunión de Madrid de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE).

El presidente norteamericano, Ronald Reagan, y su secretario de Estado, George Shultz, condenaron con términos muy duros el derribo del jumbo surcoreano, mientras que la Unión Soviética, que tardó cinco días en reconocer la participación de sus aviones militares en el suceso, atribuyó la responsabilidad a Washington y aseguró que el aparato derribado efectuaba una misión de espionaje.

Entre las víctimas se encontraban 76 surcoreanos, 60 norteamericanos, 28 japoneses y otros pasajeros de nueve nacionalidades. El congresista demócrata por Georgia Lawrence McDonald, conocido por su ideología, ultraconservadora y presidente de la John Birch Society, tomó este vuelo en el último momento, a causa de un retraso en la conexión entre Atlanta y Nueva York que le hizo perder otro avión con destino a Seúl. En un principio se rumoreó que el ex presidente Richard Nixon viajaba también en el KAL 007, lo que fue posteriormente desmentido. McDonald iba a participar en la capital surcoreana en los actos conmemorativos del 30º aniversario del tratado de defensa mutua entre Estados Unidos y Corea del Sur, firmado después de la guerra de Corea (1950-1953).

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Un comandante experto

El jumbo siniestrado, que había sido comprado por la KAL a la línea alemana Lufthansa, tenía más de 36.000 horas de vuelo, había realizado 9.237 aterrizajes y la última revisión general se le había efectuado 20 días antes. El comandante de la aeronave, Chun Byong-in, de 46 años, contaba con 18.000 horas de vuelo y había hecho en 87 ocasiones esta ruta del Pacífico norte conocida en la jerga aeronáutica como "Romeo 20". El Boeing 747 cuenta con tres sistemas ole navegación inercial (INS) independientes, que hacen prácticamente imposible que el piloto se pierda o se salga de la ruta prefijada.Las comunicaciones del avión surcoreano con los controlado res de, Tokio fueron absoluta mente normales hasta el momento del ataque, en el que sólo les dio tiempo a informar de una "súbita despresurización" de la cabina. Se ignora por qué el KAL 007 anunció su paso por los puntos convencionales de control de la ruta "Romeo 20", como los llamados Nabie, Neeva o Nippi, cuando en realidad volaba más al norte, dentro del espacio aéreo de la URSS. Algunos expertos señalaron que quizá hubo un error al programar el plan de vuelo en Anchorage, lo que se hace con números de hasta 13 cifras, y que el ordenador del avión trabajaba con datos equivocados.

Barcos soviéticos y norteamericanos compitieron por rescatar la caja negra del avión de aguas internacionales en los días siguientes al siniestro, pero sin resultado. Algunos cadáveres y fragmentos del fuselaje aparecieron en el mar, aunque ninguno de estos restos sirvió para esclarecer las circunstancias en que se produjo la tragedia.

Washington reconoció que un avión RC-135 (versión modificada del Boeing 707), de los utilizados para la vigilancia electrónica, es decir, para el espionaje, había volado cerca del territorio de la URSS, unas horas antes. Surgió así la hipótesis de que los cazas soviéticos se habían equivocado de objetivo. En Moscú se habló primero de un avión "desaparecido", después de un "avión intruso que había logrado escapar hacia el mar de Japón" y posteriormente se reconoció que se habían disparado "tiros de advertencia con balas trazadoras"

El 9 de septiembre, en una inusual conferencia de prensa, el general Nikolai Ogarkov, jefe del Estado Mayor de la URSS, reconoció ante los corresponsales extranjeros que Ias fuerzas interceptoras soviéticas recibieron la orden de detener ese aparato con los misiles que portan. Esta orden fue ejecutada".

La Unión Soviética, sometida a durísimas críticas y al boicoteo de la línea aérea Aeroflot por parte de muchos países occidentales, insistió en que el avión derribado formaba parte de una vasta operación de espionaje en la que habrían participado también el satélite Ferret, el transbordador espacial Challenger y la fragata Badger, que se encontraba en aguas internacionales cercanas. Esta misma semana la agencia oficial Novosti afirmaba que un segundo avión surcoreano participó en la operación y que el KAL 015 siguió la ruta que debía haber tomado el KAL 007 para "cubrirle", mientras éste se desviaba al Norte. Según la agencia soviética, el último mensaje del KAL 007 se recibió medio minuto después de que hubiera sido derribado, lo que indica que estaba siendo "suplantado" por otro jumbo.

Con igual insistencia, los norteamericanos negaron que el avión surcoreano participara en una misión de espionaje en el extremo oriente soviético e indicaron que el transbordador Challenger estaba en aquellos momentos sobre África. Sólo el ex diplomático norteamericano John Keppel ha pedido al Congreso que abra una investigación sobre este asunto y coincide con los soviéticos en que el último mensaje del KAL 007 a Tokio se emitió después del derribo del aparato.

Zona estratégica

En la península de Kamchatka se encuentra la importante base de submarinos de Petropavlovsk y, según los rumores que circularon entonces, los soviéticos se disponían a ensayar una "nueva arma" en la madrugada del 1 de septiembre. Esta prueba habría sido suspendida después de que se detectara, la presencia de un avión extraño en el espacio aéreo de la URSS.Entre los numerosos enigmas que siguen sin desvelarse en este turbio asunto está el porqué los interceptores soviéticos no obligaron al jumbo a aterrizar, lo que, en caso de que realmente estuviera realizando espionaje, habría valido a Moscú una baza propagandística tan importante como la captura del piloto norteamericano Gary Power, en 1960, cuando volaba en un avión-espía U-2. Una de las versiones difundidas estos días por la Prensa soviética afirma que el avión fue destruido en realidad por una bomba de control remoto instalada por la CIA para eliminar las pruebas en caso de que el avión fuera interceptado.

También resulta extraño que los servicios de escucha electrónica norteamericanos, que grabaron incluso las conversaciones de los pilotos de los cazas soviéticos, no alertaran al jumbo. Además de sus estaciones de escucha en las islas Aleutianas, los norteamericanos tienen radar militares instalados en la isla de Sheinya, a sólo 200 kilómetros del límite del espacio aéreo de laURSS, que habrían podido detectar fácilmente cómo el avión surcoreano se desviaba de su ruta. Expertos norteamericanos opusieron a estas objeciones que las cintas de escucha electrónica se analizan horaso incluso días después de su grabación.

Cabe la posibilidad, además, de que ninguna de las dos superpotencias quiera revelar a la otra hasta dónde llega la sofisticación de sus medios de espionaje y vigilancia electrónica y oculte por ello datos esenciales para conocer la realidad de la tragedia.

En un riguroso estudio técnico publicado en mayo por el Sunday Times británico se llegaba la conclusión de que el incidente era inevitable desde el mismo momento en que el KAL 007 despegó de Anchorage. Según este análisis, realizado por Murray Sayle, el jumbo iba ya desviado unos 20 kilómetros al norte cuando pasó por la aldea de Bethel, en Alaska, que es el primer punto de control de la ruta "Romeo 20". El aparato voló en, diagonal, separándose cada vez más de su ruta, de tal modo que al sobrevolar la isla de Sajalin, donde fue derribado, estaba ya unos 500 kilómetros al norte.

Para el citado periódico británico, un error, al que se sumaron una serie de circunstancias y el clima de guerra fría entre las superpotencias, llevaron inexorablemente al desastre al KAL 007. Lo preocupante es que la tragedia podría repetirse, porque ni la desconfianza mutua ha cesado ni las actividades de espionaje por ambas partes van a detenerse.

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