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Mario Cuomo anuncia que no concurrirá a las elecciones presidenciales de EE UU

Mario Cuomo, el gobernador de Nueva York, anunció ayer en Albany, la capital del Empire State, que no luchará por la nominación presidencial demócrata en las próximas elecciones. Cuomo, la gran esperanza liberal, justificó su postura con su intento de enjugar el tremendo déficit presupuestario de su Estado. Con su decisión, Cuomo facilita la reelección de Bush y oscurece las posibilidades demócratas de terminar con 12 años de hegemonía republicana en la Casa Blanca.

"Mi responsabilidad es continuar siendo gobernador y administrar el dinero de los neoyorquinos", dijo, dejando sin efecto, una vez más, todos los intentos de su partido por enfrentarle al republicano y presidente actual, George Bush.Como sucedió hace cuatro años, Cuomo anunció su decisión con un mensaje tan corto como lacónico. Sus palabras echaban por tierra todas las esperanzas demócratas de hacer frente a Bush con un candidato de peso. Cuomo, de 59 años de edad, ha decidio esperar otros cuatro años durante los que intentará mantener su figura de eterno candidato. En 1996, Mario Cuomo tendrá 63 años, quizás demasiados para intentar alcanzar la presidencia de EE UU.

En el momento de hacer su anuncio el gobernador de Nueva York, una de las figuras con más peso en la escena política estadounidense, las encuestas señalaban que era el hombre llamado a enfrentarse a Bush y a 12 años de total dominio republicano en la Casa Blanca.

En su mensaje, el gobernador, que es un católico de origen italiano, explicó que valoró hasta el último momento la posibilidad de presentarse a las elecciones primarias del Estado de New Hampshire, pero que en el último momento decidió que la salud económica de Nueva York era lo primero y lo más importante. "Si pensara en New Hampshire, dejaría de hacerlo en Nueva York", declaró.

La decisión de Cuomo se conoció 90 minutos antes de que terminara el plazo de inscripción en las primarias de New Hampshire, un Estado emblemático. Su tardanza hizo pensar a muchos que lucharía por la nominación demócrata. Pero no fue así, para alivio de los republicanos.

Su retirada deja la nominación demócrata en manos de seis candidatos que configuran todo el abanico de tendencias del partido; desde el centrismo, representado por el gobernador de California, Edmund G. Brown, hasta el ala más liberal, personificada en el senador por Iowa, Tom Harkin.

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