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Cadena de sabotajes a trenes de alta velocidad en Francia

La Fiscalía Antiterrorista se ha hecho cargo de las investigaciones

Una serie de sabotajes realizados sobre la red ferroviaria de Francia tiene al país en vilo desde hace tres semanas. Las autoridades asumen ya la tesis de que se trata de acciones "organizadas y coordinadas" y el caso ha pasado a manos de la fiscalía antiterrorista de París. El último incidente, que tuvo lugar la noche del domingo en la línea del tren de alta velocidad (TGV) cerca de la localidad de Narbona, en el sur, a punto estuvo de causar una catástrofe. Hacia las once de la noche, el TGV que cubre la línea Bruselas-Perpiñán chocó contra dos placas de hormigón colocadas sobre la vía. La locomotora sufrió importantes daños pero no se produjeron desgracias personales.

Las sospechas de que los autores son gente que conoce bien el sistema ferroviario francés, por el método utilizado, han provocado que algunas miradas se dirigieran hacia los sectores más radicalizados del movimiento sindical, en un sector conocido por su determinación y su poder. Éste se encuentra algo deteriorado últimamente por las reformas del presidente, Nicolas Sarkozy, a las que las centrales se enfrentaron con dureza. Pero los sindicatos han salido rápidamente a negar cualquier relación con los hechos y a pedir al Gobierno que refuerce la vigilancia sobre la red.

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El secretario general de la sección ferroviaria de Fuerza Obrera (FO), Eric Falempin, denunció como "malsano" que se apunte a los trabajadores de la compañía nacional de ferrocarriles (SNCF).

El incidente de Narbona llegaba después de la jornada del sábado, un día negro para los viajeros que utilizan el tren. Cuatro actos de sabotaje provocaron el caos en el tráfico ferroviario de Francia. Hasta 160 TGV, Thalys y Eurostar sufrieron retrasos. Los saboteadores habían colocado una serie de barras de cemento armado sobre las catenarias -los sistemas de suspensión de los cables de alimentación eléctrica situados sobre las vías- en cuatro puntos neurálgicos de la región de Oise, Yonne y Seine-et-Marne. Los llamados trenes escoba, que verifican cada día la seguridad del trazado, impactaron contra las vigas a 170 kilómetros por hora lanzándolas contra las instalaciones, que acabaron destrozadas. Todas las líneas de gran velocidad del norte, del este y del sureste resultaron afectadas.

El domingo, el presidente de la SNCF, Guillaume Pepy, ya no escondía su convicción de que se trata de un sabotaje organizado, y señaló que era la cuarta vez en tres semanas que el tráfico ferroviario se veía "gravemente perturbado por actos intencionados" y que existía una "correlación" entre ellos. El secretario general del Elíseo, Claude Guéant, se pronunció en el mismo sentido. La SNCF, sin embargo, no ha recibido ninguna reivindicación.

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Según señalaba Le Figaro, los dispositivos de sabotaje encontrados por los expertos de la SNCF son "muy elaborados". El rotativo cita a un especialista en el mantenimiento de las catenarias de la SNCF que explica que este tipo de actos son "fáciles de organizar" para cualquiera que conozca el sistema ferroviario francés.

Viajeros afectados por el caos ferroviario tras los sabotajes del sábado, en una estación de París.
Viajeros afectados por el caos ferroviario tras los sabotajes del sábado, en una estación de París.AP

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