_
_
_
_
_

Calderón anuncia un plan social contra el narcotráfico en Ciudad Juárez

El Gobierno mexicano invertirá 200 millones de euros en salud y educación

El presidente de México, Felipe Calderón, entró en la zona cero. En una apuesta que podría marcar su sexenio, viajó el jueves a Ciudad Juárez e ingresó en un terreno que quiere reconquistar de las garras del narcotráfico. Para lograrlo, ha presentado un plan de inversión en sanidad, educación y ayuda sociales equivalente a 200 millones de euros. También ha quedado en regresar la próxima semana a esa población fronteriza con EE UU y se ha comprometido a escuchar a la sociedad que durante su primera visita de este año le ha gritado cara a cara "llega dos años tarde" o "nosotros no pedimos esta guerra".

Incubada durante años (tan sólo en 2009 hubo más de 2.600 asesinatos) la crisis de seguridad de Juárez detonó el último día de enero, con el asesinato de 15 personas en una modesta colonia llamada Villas de Salvárcar. La mayoría de las víctimas eran jóvenes con buenos expedientes escolares. El presidente estaba en visita oficial en Japón, y en vez de enviar condolencias, explicó que era pronto para saber si se trataba de un pleito entre pandilleros. En un hecho extraordinario, Calderón se reunió el jueves con algunos de los deudos para retractarse. "Les dije a aquellos padres que les ofrecía la más sentida de las disculpas si cualquiera de esas palabras les hubiera ofendido", reveló el propio mandatario durante un encuentro con representantes de la comunidad juarense. En el auditorio, Luz María Dávila, que perdió a sus dos hijos en la matanza, le espetó:

Más información
Calderón viaja a Ciudad Juárez para tomar el control
La matanza de jóvenes se vuelve contra Calderón
Detenido en México uno de los sicarios responsables de la masacre de Ciudad Juárez
Asesinados 13 jóvenes durante una fiesta en Ciudad Juarez
Un 'comando' asesina a 15 adolescentes en una fiesta en Ciudad Juárez

"Yo no le puedo dar la mano y decirle bienvenido, porque no es bienvenido. Póngase en mi lugar. Si hubieran sido sus hijos usted buscaría al culpable debajo de las piedras. Como yo no tengo recursos, no los puedo buscar".

La intervención de Dávila no fue el único momento tenso. Junto con la mitad de sus ministros, Calderón llegó tarde a la reunión, pues se había demorado con las familias. Al disculparse por la tardanza, uno de los participantes lo corrigió: en realidad llega un par de años tarde, le dijo. El presidente además escuchó los reclamos por la conducta del Ejército, que tiene desplegados 7.000 efectivos.

El Gobierno presentó un plan de cuatro ejes para recuperar Juárez: salud (extender la cobertura, crear diez nuevas clínicas o reforzar la atención de adicciones), educación (ampliación de jornada escolar en 89 centros, y becas y estímulos para evitar la deserción), y ayuda social (apoyos a pequeñas y medianas empresas, desempleados, guarderías, etc). El cuarto eje es el reforzamiento de la estrategia policial. Calderón reconoció que en el pasado su Gobierno no ha sabido escuchar a los juarenses, a los que pidió sumarse a su propuesta. Al final, el presidente logró más que el gobernador y el alcalde, cuyas intervenciones fueron abucheadas.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete
Un grupo de jóvenes de Ciudad Juarez recibe con pancartas de protesta al presidente mexicano, Felipe Calderón
Un grupo de jóvenes de Ciudad Juarez recibe con pancartas de protesta al presidente mexicano, Felipe CalderónAP

La tormenta perfecta

Campos Elíseos es una avenida amplia, con abundantes árboles pequeños. Hace honor a su nombre. O al menos, lo intenta. Las residencias que se levantan a cada lado de la calle están rodeadas de cercos electrificados. Es la zona exclusiva de Ciudad Juárez, los barrios donde el polvo no se pega en los zapatos ni en la piel, donde el terremoto de violencia parece no haber dejado escombros. Pero es un espejismo. "Muchas de esas casas están en venta, en renta o vacías. Todo el que puede vive al otro lado de la frontera, en El Paso", explica un juarense.

Es el abandono nice. Discreto en la forma, igual en el fondo a la estridencia de la avenida Lincoln, donde bares y restaurantes cerrados muestran sus heridas. Fachadas de vidrios rotos, muros pintarrajeados, basura acumulándose... e historias que se tocan: al dueño de ese bar lo mataron aquí mismo, aquel restaurante cerró luego de una matanza, el otro establecimiento lo quemaron porque no pagó la extorsión, la que prácticamente todos pagan.

Un ayudante del alcalde ha bautizado a la situación actual de Ciudad Juárez como "la tormenta perfecta". Han colisionado los efectos de varias crisis: la económica (el 55% de las fábricas juarenses surten a la industria internacional del automóvil); la migratoria (miles de deportados son abducidos por las tres pandillas que asuelan la población: los Artistas Asesinos, los Mexicles y los Aztecas); la disputa de dos carteles por el control del paso de la cocaína; la sacudida que el Gobierno federal ha provocado con la guerra antinarco a la normal convivencia con el crimen que privó ahí durante décadas; las pérdidas de los narcotraficantes con el auge de las drogas de diseño; pero sobre todo, la crisis social: durante años, decenas de miles de niños fueron dejados a su suerte mientras sus padres trabajaban en las fábricas. Crecieron en la calle y ahí siguen, ahora a merced del narco, que les ofrece una vida, corta y violenta quizá, pero una vida, a ellos a quienes nadie nunca ha ofrecido nada.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_