_
_
_
_
_

Cameron llama a sustituir el poder público a través de la sociedad civil

El primer ministro británico invita a los ciudadanos a ejercer directamente tareas que actualmente dependen del Gobierno

David Cameron intentó ayer llenar de contenido su revolución de la llamada gran sociedad, la big society con la que pretende reducir el peso del poder público en la vida británica incorporando a los ciudadanos a las tareas diarias de gestionar el país. Pero no está claro que consiguiera dar verdadero cuerpo a ese concepto tan intangible y que, a juicio de muchos conservadores, se acabó convirtiendo en un obstáculo electoral y privó a los tories de la mayoría absoluta al desviar la atención del electorado de conceptos más simples y más cercanos, como inmigración, impuestos o seguridad ciudadana.

En un discurso en Liverpool, Cameron afirmó que "la gran sociedad es un cambio cultural enorme" por el que la gente en lugar de mirar al poder para que le solucione sus problemas cotidianos, "se ayuda a sí misma a través de su propia comunidad". Se trata, dijo, "de la mayor y más espectacular redistribución de poder desde las élites de Whitehall al hombre y la mujer de la calle".

Los laboristas creen que el Ejecutivo pretende camuflar el ajuste presupuestario

Pero, ¿qué se esconde detrás de ese concepto genérico y más bien grandilocuente? Desde la izquierda se le acusa de que lo que realmente busca es reducir el peso del Estado reduciendo el gasto público. Dicho así, es un viaje para el que no hacían falta tantas alforjas: la derecha siempre ha querido eso. Pero el primer ministro niega que sea ese el objetivo: "No se trata de ahorrar dinero, se trata de tener una sociedad mayor y mejor", declaró de buena mañana a la BBC. "No es una tapadera para nada", respondió a quienes le acusan de camuflar con bonitas palabras el ajuste presupuestario.

Pero, ¿en qué cosas concretas se traduce la puesta en práctica de esa idea? Los ejemplos que dio en su discurso de Liverpool fueron más bien para echarse a temblar. "Si publicamos los datos precisos de dónde y cuándo se han cometido los crímenes en la calle podemos dar a la gente no solo el poder de obligar a la policía a rendir cuentas sino que, en el futuro, los ciudadanos pueden ponerse en acción por sí mismos, por ejemplo poniendo en marcha nuevos programas vecinales de vigilancia o un nuevo club juvenil". ¿Significa eso que las patrullas de vigilantes ha de sustituir a la acción policial?

Cameron explicó que el sistema para extender su idea se basa en tres patas: descentralización, transparencia y dinero. Descentralización del poder central al local y desde este al "nanonivel: a las comunidades, los vecindarios y los individuos". Transparencia porque los ciudadanos han de estar informados para estar en condiciones de participar.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El dinero se antoja un problema especialmente delicado. "Creemos en pagar a los proveedores de servicios públicos en función de sus resultados", explicó. Eso, aunque la izquierda lo puede ver como un peligro, no genera grandes problemas si se trata de privatizar la gestión de ciertos servicios públicos. Pero el primer ministro admitió que "el problema potencial" es cómo conseguir que las organizaciones más pequeñas reciban financiación. ¿Quién paga a un grupo de vecinos que quieren organizar una cooperativa?

Sin el Estado, toda la idea de Cameron puede volverle como un bumerán al arriesgar dinero público e incluso aumentar el gasto y la burocracia que exigiría evaluar cada proyecto antes de aprobarlo. Los bancos privados difícilmente se arriesgarán a prestar dinero para proyectos de ese tipo. Por eso Cameron quiere crear un "banco de la gran sociedad" que se nutriría de los depósitos acumulados en las cuentas bancarias inactivas de Inglaterra. El primer ministro habló de "cientos de millones de libras", pero según Financial Times ese banco contaría con unos recursos más bien magros: 60 millones de libras (70 millones de euros).

El primer ministro británico, David Cameron (derecha), ayer en Liverpool.
El primer ministro británico, David Cameron (derecha), ayer en Liverpool.GETTY

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_