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Carrusel de altos cargos en el Gobierno de Buenos Aires

Tras dos años en el poder, Macri presume de los logros de un Ejecutivo en el que se han sucedido las dimisiones

Un carrusel se ha instalado en el Gabinete del jefe de Gobierno (alcalde) de Buenos Aires, el liberal Mauricio Macri. En los últimos meses, la gestión de derechas de la capital argentina, que lleva dos años en el poder, ha tenido tres jefes de la nonata Policía Metropolitana, dos ministros de Espacio Público y tres de Educación.

El penúltimo responsable del área educativa, Abel Posse, duró apenas 12 días y debió renunciar el pasado martes por la oposición que su figura generaba en los sindicatos de maestros. El alcalde es uno de los apuntados a la carrera presidencial de 2011.

Posse había sido diplomático hasta que se jubiló en el año 2005. Había sido embajador argentino en España desde el Gobierno del radical Fernando de la Rúa (1999-2001) hasta el del peronista Néstor Kirchner (2003-2007). El día en que asumió el cargo de ministro de Educación porteño, el pasado día 10, el periódico La Nación publicó un artículo de su autoría en el que criticaba que se juzgara a militares y policías por los crímenes de lesa humanidad de la última dictadura militar (1976-1983) y atribuía los juicios a una sed de venganza de Kirchner y su esposa y presidenta de Argentina, Cristina Fernández.

Además, censuraba no sólo al Gobierno, sino también a la oposición, porque, ante los hechos delictivos que sufre Buenos Aires, centra el debate en "la prevención educativa, la recuperación del joven delincuente y la inclusión social", en lugar de "hablar de armas".

La reacción contra Posse no se hizo esperar. Desde el kirchnerismo y la izquierda hasta los sindicatos de docentes comenzaron a juntar decenas de miles de firmas y a marchar para reclamar su renuncia.

Posse venía a reemplazar a Mariano Narodowski, un experto en educación que debió dimitir porque su Ministerio había contratado a un ex policía federal que dedicó su tiempo de trabajo a las escuchas telefónicas ilegales de políticos, integrantes de la familia Macri (un clan empresario que conduce el padre del alcalde) y dirigentes del colectivo judío.

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Precisamente, el primer jefe de la nueva policía propia que tendrá Buenos Aires, Jorge Palacios, debió renunciar en agosto pasado porque estaba a punto de ser procesado por presunto encubrimiento del atentando terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en el que murieron 85 personas en 1994.

El sucesor de Palacios, Osvaldo Chamorro, fue desplazado en noviembre por el caso de espionaje. El 10 de diciembre, junto con Posse, asumió el cargo el actual jefe de la Policía Metropolitana, Eugenio Burzaco, un civil, a diferencia de sus antecesores, que habían sido policías federales. Su objetivo será que en 2010 debute en las calles la nueva fuerza, que fue una promesa electoral de Macri en 2007 y que se viene retrasando por peleas con el Gobierno federal, la necesaria formación de los nuevos policías y los escándalos de los primeros dos jefes.

El 10 de diciembre, Macri, ex ejecutivo y ex presidente del Boca Juniors, también cambió al ministro de Espacio Público. El legislador Diego Santilli reemplazó a otro ex empresario, Juan Pablo Piccardo, que estaba siendo cuestionado por crear una Unidad de Control del Espacio Público que había desalojado con violencia a por lo menos 15 indigentes que dormían en las calles, según denunciaron las propias víctimas.

Macri eligió como nuevo ministro de Educación al diputado Esteban Bullrich. Además, recibió una carta de despedida de Posse: "Sectores sindicales, con presencia del Gobierno de la nación y un anterior ministro de Educación nacional, me dedicaron una manifestación de rechazo y lanzaron la frase extorsiva: 'O usted renuncia, o en marzo no se inician las clases'. Quiero imaginar que ahora ya no habrá excusa para respetar las fechas del comienzo de clases". Posse le agradeció a Macri su nombramiento, pero criticó la "cobardía" de otros funcionarios porteños por la falta de respaldo.

El alcalde y líder de Propuesta Republicana (PRO), partido aliado al peronismo disidente, busca suceder a Fernández en 2011. En los últimos días, los peronistas disidentes Eduardo Duhalde (que fue presidente de Argentina entre 2002 y 2003) y Francisco de Narváez (el empresario y diputado que venció a Kirchner en las elecciones legislativas de junio pasado) se reconocieron en la misma carrera. Kirchner y el vicepresidente de Argentina, el radical Julio Cobos, son otros posibles candidatos.

Dos años de gestión

En dos años de gestión, el alcalde de Buenos Aires se ha caracterizado por revisar muchas veces sus propias medidas. Una de ellas fue el acuerdo que estaba a punto de firmar con el Gobierno de Fernández para repartirse los fondos que surgen de los juegos de azar, en los que opera, entre otros, el empresario Cristóbal López, que mantiene una buena relación con los Kirchner.

Macri, de todos modos, ha empapelado la ciudad en los últimos días con carteles que relatan que en dos años ha hecho más que en los 10 anteriores, en que habían gobernado Fernando de la Rúa, el progresista Aníbal Ibarra y el peronista Jorge Telerman.

Más allá de que los hospitales sufrieron una escasez de remedios, Macri reivindica la creación de nuevos centros de salud y la compra de ambulancias. En el ámbito educativo y cultural no se refiriere al recorte de becas a los estudiantes, sino a que ha conectado todas las escuelas a Internet, impuesto el inglés desde el primer año de primaria, logrado que el tango fuera declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y avanzado con las obras para reabrir el Teatro Colón en 2010.

Pese a las palizas a indigentes y a las críticas por recortes en el presupuesto de viviendas sociales, el alcalde destaca la creación de paradores para los sin techo, la urbanización de algunos barrios de chabolas, la ampliación de subsidios a pobres y la formalización del trabajo de los cartoneros.

Además, Macri defiende la instalación de un polo tecnológico, las obras contra las inundaciones (ahora paralizadas por la investigación de un supuesto caso de corrupción), el arreglo de las calles, la agilización del tránsito y de los trámites, la creación del carné de conducir por puntos, el refuerzo los controles de alcoholemia y la inauguración de dos estaciones de metro.

El alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri.
El alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri.EFE

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