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Hacia Pekín 2008

China acepta dialogar con el Dalai Lama

La decisión es el primer intento de Pekín para poner fin a la crisis de Tíbet - Occidente había exigido nuevas negociaciones para no boicotear los Juegos

Pekín cedió ayer a las presiones occidentales e hizo un gesto de buena voluntad para intentar reconducir la crisis en Tíbet, que amenaza con ensombrecer los esperados Juegos Olímpicos, en agosto. El Gobierno anunció que está dispuesto a reunirse con representantes del Dalai Lama, tras semanas de haberse negado a ello y haber endurecido sus críticas contra el líder espiritual tibetano, a quien acusa de estar detrás de las revueltas de marzo en la capital de Tíbet (Lhasa) y otras regiones vecinas, y en las cuales murieron 20 personas, según las autoridades chinas, y más de 140, según el Gobierno tibetano en el exilio.

Pekín afirmó, a través de la agencia oficial Xinhua, que ha accedido al encuentro, que tendrá lugar "en los próximos días", en respuesta a "las repetidas peticiones efectuadas por el Dalai Lama". Pero dejó bien claro que espera que el líder budista "cree las condiciones necesarias para las conversaciones y dé pasos creíbles para poner fin a las actividades que pretenden dividir China, deje de conspirar e incitar a la violencia, y zanje los intentos de interrumpir y sabotear los Juegos Olímpicos".

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Tenzin Takla, portavoz del Dalai Lama, saludó la iniciativa y dijo que es "un paso en la dirección adecuada, ya que sólo las reuniones cara a cara pueden conducir a la resolución de la cuestión tibetana", informa France Presse.

Ambas partes han celebrado seis rondas de negociaciones desde 2002, pero el proceso se encuentra estancado desde finales de 2006. El Ejecutivo del presidente chino, Hu Jintao, había puesto como condición para dialogar con el premio Nobel de la Paz que renuncie de forma clara a la independencia y reconozca que tanto Tíbet como Taiwan son parte de China. El líder religioso ha asegurado repetidas veces que no persigue la escisión de la región, sino una "autonomía real" y el respeto a la cultura tibetana y la libertad religiosa. El Ejército chino entró en el territorio del Himalaya "para liberarlo" en 1950. Nueve años después, el Dalai Lama huyó a India, tras fracasar un levantamiento popular. Desde entonces, ha vivido en el exilio.

La oferta china de diálogo supone un cambio de táctica. Tras estallar los disturbios, el máximo responsable del Partido Comunista en Tíbet llamó al líder religioso "chacal con hábito de monje" y "espíritu diabólico con cara humana y corazón de una bestia". Pero, cuando quedan poco más de tres meses para el inicio de los Juegos Olímpicos, Pekín ha visto cómo su imagen internacional ha caído en barrena y sus intentos de presentar un rostro de país moderno, desarrollado, potente y pacífico se encaminaban al fracaso si no desactivaba la crisis. Así que ha optado por escuchar las llamadas llegadas desde numerosos Gobiernos extranjeros para que dialogue.

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Estados Unidos ha advertido esta semana sobre el riesgo de que el enconamiento del conflicto pueda conducir a un endurecimiento de la posición de los grupos tibetanos moderados. "Si Pekín no conversa con el Dalai Lama ahora, sólo servirá para reforzar a quienes defienden posiciones extremas", ha dicho el subsecretario de Estado John Negroponte. Tras la dura represión de las violentas protestas tibetanas, algunos radicales en el exilio han pedido que se revise la tradicional campaña pacífica por la autonomía del Dalai Lama, y demandan ahora la independencia. El jueves pasado la comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner, exigió que Pekín reanudara los contactos con el dirigente budista.

El anuncio de diálogo ha coincidido con la visita que una numerosa delegación de la UE, encabezada por el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, y nueve comisarios, está realizando a la capital china. Tras entrevistarse con Hu Jintao, Barroso calificó de esperanzadora la futura reunión entre China y los representantes del Dalai Lama y dijo que Pekín parece dispuesto a hablar sobre cualquier tema excepto la soberanía de Tíbet.

El presidente comunitario había recordado horas antes la posición europea a favor de la integridad territorial y la unidad de China, y había reiterado su posición en contra de un boicoteo de los Juegos Olímpicos, porque éstos "deben ser una celebración de la juventud del mundo y deben ser un éxito".

Monjes tibetanos en el exilio participan en una manifestación contra China en Katmandú (Nepal).
Monjes tibetanos en el exilio participan en una manifestación contra China en Katmandú (Nepal).ASSOCIATED PRESS

Tíbet, sólo para los turistas chinos

Tíbet ha vuelto a abrir la puerta al turismo nacional, pero aún no hay noticia de cuándo podrán visitar de nuevo los extranjeros la región del Himalaya, que fue cerrada a los viajeros tras los disturbios de marzo. Cuatro grupos de chinos van a llegar en los próximos días a la zona, según la agencia oficial Xinhua.

"Los turistas no necesitan preocuparse por su viaje a Tíbet. Podemos garantizar buenos servicios para ellos", ha dicho Zhanor, subdirector de turismo regional. "Tíbet mantendrá su imagen como destino seguro, saludable y civilizado". Pekín anunció que levantaría la prohibición a todo el turismo el 1 de mayo, pero luego canceló la decisión.

Las revueltas del 14 de marzo en Lhasa y la consiguiente sequía de viajeros ha pasado una elevada factura a la economía local, que se ha hecho más dependiente del turismo desde la puesta en marcha hace dos años de la conexión ferroviaria con otras provincias chinas. El territorio recibió cuatro millones de visitantes el año pasado, un 60% más que en 2006.

Las autoridades temen que la apertura de Tíbet al turismo internacional facilite la entrada de activistas protibetanos o de periodistas. Tras las revueltas, los monasterios budistas (considerados incubadoras del sentimiento antigubernamental) fueron rodeados por las fuerzas de seguridad y sellados. Pekín ha lanzado intensas campañas de adoctrinamiento a los monjes contra el Dalai Lama.

El líder religioso ha acusado al Gobierno de Pekín de "graves e inimaginables violaciones de los derechos humanos" en Tíbet, entre ellas "la negación de la libertad religiosa", y ha dicho que "durante casi seis décadas los tibetanos han tenido que vivir en un estado de miedo, intimidación y sospecha bajo la represión".

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, recordó ayer al primer ministro chino, Wen Jiabao, "la necesidad de respetar totalmente los derechos humanos", pero aclaró que la política comunitaria "no va dirigida a ningún país en particular" porque "los derechos humanos tienen naturaleza universal".

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, que había amenazado con un boicoteo de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, dio ayer la bienvenida al diálogo.

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