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China confirma el lanzamiento de su primer misil antisatélite

Un portavoz del Gobierno dice que Pekín no tiene intención de iniciar una carrera militar espacial

El Gobierno chino ha confirmado el lanzamiento de su primer misil anti-satélite, tras cinco días de silencio oficial desde que informó del mismo la Casa Blanca. El lanzamiento no significa que Pekín tenga intención de iniciar una carrera militar espacial, ha destacado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Liu Jianchao. "China no tiene nada que esconder, no amenazamos a ningún país", ha añadido Liu. "Informamos a Japón y a EE UU al ver su preocupación. Si quieren saber más, que pregunten", ha manifestado.

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Liu ha asegurado además que el lanzamiento respetó las leyes internacionales y ha subrayado que el lanzamiento, "en esta ocasión, no ha amenazado a ningún país". Las declaraciones de Liu se producen el mismo día en que el Gobierno japonés ha exigido a China más explicaciones sobre las circunstancias de la prueba, señalando que Pekín "no ha dado todavía una explicación oficial", en palabras del secretario jefe del Gabinete nipón, Yasuhisa Shiozaki.

Liu ha respondido a ello asegurando que China "no sabe qué tipo de información quiere obtener Japón", y que en todo caso está abierta a nuevas consultas al respecto. "Si determinados gobiernos quieren más información pueden formular sus preguntas", ha añdido el portavoz de la Cancillería, quien ha asegurado que en todo momento Pekín ha sido "responsable" y que no ha cambiado su actitud contraria a una militarización del espacio.

Según revelaron las agencias de espionaje estadounidenses, China disparó con éxito el pasado día 11 su primer misil anti-satélite para destruir un viejo satélite meteorológico en una prueba que levantó las protestas de EE UU, Japón, Australia, Corea del Sur y Canadá.

El misil balístico de alcance medio, con base en tierra, fue disparado desde el Centro Espacial de Xichang, en la provincia central china de Sichuan, y destruyó un viejo satélite situado a más de 850 kilómetros de altitud. Con el lanzamiento, el gigante asiático se convierte en el tercero del mundo en efectuar este tipo de prueba, después de que lo hicieran en la década de los años 80 las dos grandes potencias de la Guerra Fría: EEUU y la URSS.

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La nueva arma supone que China puede derribar satélites espías de otras naciones, lo que avivó los temores especialmente en EEUU, líder indiscutible del espacio tras el ocaso de la URSS, ante una posible carrera armamentista espacial.

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