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China maniobra para evitar un conflicto en Corea

Pekín elude una condena a Pyongyang por el ataque al buque surcoreano

Lo importante fue lo que no dijo, que es precisamente lo que sus interlocutores deseaban escuchar. El primer ministro chino, Wen Jiabao, viajó el domingo a una isla surcoreana para entrevistarse con los líderes surcoreano y japonés. Wen no dio su brazo a torcer ante la presión de Estados Unidos y de Corea del Sur, que quieren castigar a Corea del Norte por su presunta implicación en el hundimiento de un buque de la Armada surcoreana, la corbeta Cheonan, en marzo de este año.

"El asunto más urgente ahora es responder apropiadamente a las serias consecuencias del incidente del Cheonan, reducir la tensión e impedir un enfrentamiento", declaró Wen. Ni condenó a Pyongyang ni se comprometió a perseguir sanción alguna contra el régimen comunista en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, como pretenden Washington y Seúl. Wen ni siquiera mencionó a Corea del Norte. El Ejecutivo chino asegura que todavía está analizando las pruebas sobre el hundimiento del barco.

Una comisión de expertos de países occidentales determinó que Pyongyang era responsable del ataque, que se saldó con la muerte de 46 de sus tripulantes, el incidente más grave desde que concluyera la guerra entre las dos Coreas, en 1953.

La integración económica de estos tres gigantes -los tres países suman el 20% de la economía mundial- debía centrar la cumbre. Pero fue la crisis diplomático-militar entre las dos Coreas el asunto que acaparó la atención.

El corte de relaciones comerciales entre las dos Coreas, las maniobras de la Marina surcoreana, el lenguaje belicoso y las amenazas mutuas de guerra afloraron después del informe de los técnicos occidentales. Pero para Pekín prima la estabilidad económica de la región. Teme el Gobierno chino que un deterioro de la ya de por sí pésima situación económica de Corea del Norte provoque una oleada de refugiados.

El régimen de Kim Jong-il ha negado siempre que Corea del Norte disparara contra el Cheonan, y asegura que todo se trata de una estratagema de EE UU en momentos en los que se negocia la continuidad de la base militar estadounidense en Okinawa (Japón). Lee Myung-bak, presidente surcoreano, incidió en que Corea del Norte "necesita que le enseñen una lección para que cambie sus métodos". Aunque a renglón seguido templó ánimos: "No tenemos intención de desatar una guerra".

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El primer ministro japonés, Yukio Hatoyama, expresó su respaldo a ultranza al presidente surcoreano y apuntó que apoyará a Seúl si el asunto se plantea en el Consejo de Seguridad, donde China cuenta con poder de veto.

"China confía en que la tensión disminuirá", opina Stephanie Kleine-Ahlbrandt, analista del think tank International Crisis Group. "Hemos visto cantidad de ocasiones en que la presión externa sobre Corea del Norte no ha funcionado. Por tanto, es cuestionable que nuevas medidas [sobre sanciones] vayan a tener el efecto deseado", añadió.

El presidente surcoreano, Lee Myung-bak, flanqueado por el primer ministro japonés, Yukio Hatoyama (izquierda), y el jefe del Gobierno chino, Wen Jiabao, rodeados de niños, ayer en la isla surcoreana de Jeju.
El presidente surcoreano, Lee Myung-bak, flanqueado por el primer ministro japonés, Yukio Hatoyama (izquierda), y el jefe del Gobierno chino, Wen Jiabao, rodeados de niños, ayer en la isla surcoreana de Jeju.AFP

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