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China suspende la relación militar con EE UU por la venta de armas a Taiwan

Pekín amenaza con sancionar a las empresas de defensa que lograron los contratos

Desequilibrios comerciales, valoración de la moneda china, derechos humanos, Internet, el caso Google, Tíbet, Taiwan. La espiral de conflictos que ha marcado las relaciones entre China y Estados Unidos los últimos meses sufrió ayer un fuerte acelerón. El Ministerio de Asuntos Exteriores chino, el Ministerio de Defensa y la Oficina de Relaciones con Taiwan arremetieron al unísono contra la prevista venta de armamento por parte de Estados Unidos a Taiwan, detallada el viernes pasado por el Pentágono. Pekín suspendió sin fecha los contactos militares entre los dos países y amenazó con imponer sanciones a las compañías de defensa estadounidenses implicadas.

Estados Unidos se "obstina en tomar la decisión errónea", dijo el Ministerio de Exteriores en un comunicado en su página web, después de que el viceministro He Yafei llamara a capítulo al embajador estadounidense en Pekín, Jon Huntsman, y le advirtiera de que la venta "causaría consecuencias que ninguna de ambas partes desea ver". He urgió a Washington a que cancelara el contrato. El ministerio advirtió que "será inevitable que la cooperación entre China y Estados Unidos sobre importantes temas internacionales y regionales se vea afectada". Washington ha buscado la colaboración de Pekín para luchar contra la crisis económica mundial y los contenciosos nucleares con Corea del Norte e Irán.

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La Administración del presidente estadounidense, Barack Obama, informó al Congreso el viernes del pedido, que incluye 60 helicópteros Black Hawk, de la compañía Sikorsky Aircraft; 114 misiles Patriot (PAC-3), de Lockheed Martin; dos barcos antiminas Osprey remodelados y diversos sistemas de tecnologías de la información. Los legisladores en Washington tienen 30 días para opinar sobre el contrato. Si no existen objeciones, seguirá adelante. El conjunto de armas anunciado por el Pentágono no incluye, sin embargo, cazas F-16 ni un estudio de diseño inicial de submarinos diésel, que Taiwan quiere adquirir.

El paquete forma parte del contrato, por valor de 6.400 millones de dólares (4.600 millones de euros), que fue notificado al Congreso en octubre de 2008 por el entonces presidente George W. Bush. Tras aquel anuncio, Pekín también suspendió temporalmente los intercambios militares con su socio y rival.

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Con el pedido, Taipei pretende reforzar sus defensas ante China, que considera la isla parte irrenunciable de su territorio y ha amenazado con atacarla si intenta buscar la soberanía. Taiwan ha funcionado como país independiente de facto desde 1949, cuando los nacionalistas de Chiang Kai-shek se refugiaron en la isla tras perder la guerra civil con los comunistas de Mao Zedong. Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con Taiwan en 1979 para establecerlas con China, pero sigue siendo su principal aliado y está obligado por ley a ayudarle a defenderse.

Éste ha sido históricamente el mayor punto de fricción entre los dos países, y, según algunos analistas, Pekín, consciente de su creciente poderío político y económico, podría tomar nuevas iniciativas para respaldar sus reivindicaciones sobre el territorio.

A mediados de enero, llevó a cabo la interceptación en pleno vuelo de un misil propio, lo que fue interpretado como una llamada de atención sobre la prevista venta de armas a Taipei. Si el contrato sigue adelante, China podría acelerar las pruebas de armas.

El presidente taiwanés, Ma Ying-jeou, dijo ayer que la venta no debería airar a Pekín porque las armas tienen carácter únicamente defensivo. "Nos permitirán tener más confianza y sentirnos más seguros en nuestras relaciones a través del Estrecho", aseguró Ma, informa Associated Press. La Oficina de Relaciones entre China y Taiwan, sin embargo, afirmó que el contrato "aviva las llamas de la independencia" y es "un obstáculo para el desarrollo pacífico de las relaciones" mutuas.

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