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AMENAZA DE GUERRA | La fase diplomática

Chirac y Blair acuerdan que la decisión de atacar debe pasar por Naciones Unidas

El presidente francés cree que los inspectores deben tener todo el tiempo posible para trabajar

El primer ministro británico, Tony Blair, no logró convencer ayer al presidente francés, Jacques Chirac, para que se una a la coalición militar contra Irak. La esperada entrevista entre ambos líderes permitió confirmar su "absoluto acuerdo" en que la decisión ha de pasar por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y el restablecimiento de un tibio entendimiento, pero los dos piensan en estrategias distintas: para Blair, lo decisivo es el informe de los inspectores del 14 de febrero; para Chirac, lo importante es que los inspectores trabajen todo el tiempo que haga falta.

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"Las inspecciones han permitido destruir más armas en Irak que toda la guerra del Golfo", aseveró el presidente francés. No sólo partían de filosofías diferentes, sino de un compromiso militar muy distinto: Blair ha despachado 35.000 soldados al Golfo, mientras Chirac se ha limitado a disponer "unas maniobras" de la flota aeronaval, encabezada por el portaaviones Charles de Gaulle. Los dos expresaron su acuerdo sobre Naciones Unidas como sede de la solución que se dé a la crisis, pero Chirac se mostró ambiguo sobre el veto a una resolución belicista: "La decisión se tomará en su momento, a la vista de las circunstancias".

El presidente francés se libró ante los periodistas a un conjunto de argumentos contra la idea de una guerra inmediata. Cierto, los inspectores deben tomar en consideración los "elementos nuevos" que pueda aportar Colin Powell, mañana, en la ONU. "¿En qué circunstancias estaría usted de acuerdo en ir a una acción militar?", escuchó Chirac por enésima vez, y el presidente francés exhibió su máximo grado de prudencia: "No haré comentarios previos sobre ese asunto, en tanto que miembro permanente del Consejo de Seguridad".

Sin entrar en polémicas, Blair resaltó la importancia del próximo documento de los jefes de la inspección: "Hay que poner mucha atención en el informe del 14 de febrero. A partir de ahí juzgaremos sobre la situación". En resumen: el británico puso énfasis en el plazo, mientras el francés insistió en la idea de que más vale la paz con inspecciones que la guerra.

Todo esto es lo que se vio en el escenario. Falta saber lo que ambos se dijeron en el salón de bodas del Ayuntamiento de Le Touquet, una estación balnearia a orillas del mar del Norte, donde se celebró ayer la cumbre franco-británica que fue suspendida hace dos meses tras un duro enfrentamiento por problemas comunitarios.

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Blair extremó la cortesía al recordar que en ese salón de bodas municipal se había casado el rey Luis XII con María de Inglaterra. Chirac dedicó a Donald Rumsfeld, que acusó a Francia y Alemania de ser la "vieja Europa", ironía tras ironía cuando se felicitó de una cumbre entre dos países que "representamos una vieja civilización, unas viejas naciones, una vieja cultura", silabeando muy despacio las palabras vi-e-jo, vi-e-ja.

Cualquiera que sea la realidad de lo que se dijeran, ayer se vio en acción a dos dirigentes convertidos en actores de una reconciliación y con ambiciones de liderazgo militar sobre Europa. Además de un eje franco-alemán, existe una voluntad de afirmar un eje militar franco-británico, y a esto se entregaron los ministros que acompañaron a los líderes, desembocando en una declaración sobre la voluntad de consolidar la capacidad militar de Europa. Blair y Chirac se esforzaron en evitar que la crisis iraquí oscureciera el futuro de la UE. Por eso, los dos minimizaron la importancia del texto de ocho líderes pro-atlantistas, entre ellos Aznar y el propio Blair, que la semana pasada amenazó la unidad de Europa. Tanto éste como Chirac liquidaron el alud de preguntas refugiándose en una decisión formal: la UE fijó su posición común el pasado 27 de enero y eso no ha cambiado. Unas palabras de Blair en francés cerraron la cumbre: "Hay muchas más cosas que nos unen de las que nos dividen".

El presidente francés, Jacques Chirac, y el primer ministro británico, Tony Blair, ayer, antes de su entrevista en Le Touquet.
El presidente francés, Jacques Chirac, y el primer ministro británico, Tony Blair, ayer, antes de su entrevista en Le Touquet.REUTERS

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