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Cien mil víctimas del Holocausto viven en la pobreza en Israel

Ayer, a las 10 de la mañana, una potente sirena recorrió Israel, cuyas calles se paralizaron durante dos largos y emocionantes minutos para recordar a las víctimas del genocidio nazi. La comunidad judía aparcó durante 24 horas sus quehaceres para asistir a las ceremonias del Día del Holocausto (Yom a Shoa). Desde el presidente, Moshe Katsav, hasta el último de los ciudadanos, reflexionaron, colocaron ramilletes de flores y nombraron uno a uno a los seis millones de judíos exterminados durante la Segunda Guerra Mundial.

Fue un día especial para los 280.000 supervivientes del Holocausto que residen en Israel, el 60% de los que viven en todo el mundo. Pero al margen de rememorar el drama sufrido bajo el régimen nazi, un tercio de los supervivientes -casi unas 100.000 personas- se enfrenta a una cruda realidad: vivir en el umbral de la pobreza. La mayoría llegó en los primeros años de la posguerra, en los albores del Estado de Israel. Las lágrimas de uno de ellos, Leopold Rosen, están llenas de rabia: "¡Nosotros ayudamos a construir este país y ahora nos olvidan!".

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Fortuna Castro, nacida hace 76 años en Bulgaria, vive en una casa en la localidad obrera de Bat Yam, en la periferia de Tel Aviv. "No sé qué es más difícil, si sobrevivir a los nazis o llegar a fin de mes en Israel", sentencia. Fortuna tuvo suerte en la guerra: "Nos subieron a un autobús y nos dijeron que íbamos a un lugar desconocido. Al cabo de una hora, nos hicieron bajar. Después supe que ese autobús tenía como destino Auschwitz".

"No soy nada"

Pasados 61 años del fin de la guerra, Fortuna sufre cáncer, Parkinson y asma. Debe pagar de su bolsillo unos 1.000 shequels mensuales (180 euros) para la quimioterapia, costearse algunos medicamentos e incluso ve amenazada la ayuda de su asistenta social. Su hijo, de 46 años, está inválido por un derrame cerebral que le ha dejado parcialmente paralizado. Su pensión apenas le llega para algunos gastos. "Lo que más me aterra es prescindir de mi ayudante. Sin ella, no soy nada", confiesa.

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La crítica situación de Fortuna se debe a la grave crisis financiera de la Fundación del Bienestar para los Supervivientes del Holocausto. Creada en 1995, ha sido vital para unos 95.000 ancianos, dando asistencia económica y social. Un total de 12.000 supervivientes viven rozando la miseria al no estar incluidos en los acuerdos de indemnización firmados con Alemania.

El director general de la Fundación, Dov Arbel, ha exigido ayuda gubernamental inmediata para seguir con lo que define como "sagrada misión". "Si no les ayudamos ahora, dentro de poco ya no habrá a quién ayudar", se lamenta. El Gobierno israelí aporta sólo el 4% del presupuesto de la fundación, de 30 millones de euros. Gran parte lo cubren las organizaciones judías que se encargan de la devolución de dinero y bienes de la Alemania nazi. "Con lo que tenemos, sólo podremos ayudar a la mitad de los más de 120.000 supervivientes" que lo piden, dice Arbel.

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