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El Congreso de Honduras debate una amnistía política

México recibe al presidente depuesto y reclama su restitución en el poder

Carlos S. Maldonado

El Congreso de Honduras accedió ayer a discutir una amplia amnistía política para el presidente destituido, Manuel Zelaya, y todos los involucrados en la crisis que afecta al país centroamericano desde el golpe de Estado del 28 de junio, lo que da oxígeno al Acuerdo de San José, auspiciado por el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, que hasta ahora se mantiene estancado.

Una comisión parlamentaria se pronunció, tras ocho días de discusión, a favor de aprobar esta amnistía siempre y cuando haya un acuerdo definitivo, aceptado por todas las partes involucradas en el conflicto, y en el marco de las negociaciones impulsadas por Arias. La misma comisión recomienda al Congreso respaldar el diálogo de San José. "Todo depende del acuerdo que se logre en San José, todo gira en torno a ese pacto y no hay que equivocarse en eso", dijo el congresista Toribio Aguilera, del Partido Innovación y Unidad.

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La resolución establece que la amnistía sólo cubrirá los delitos políticos cometidos entre el 28 de junio y hasta la firma del acuerdo. Éste es un primer paso para encontrar una salida negociada a la crisis hondureña, tras el estancamiento de las negociaciones y el fracaso de la primera propuesta del presidente Arias de restituir en el poder a Zelaya. Precisamente ése es el punto más controvertido del Acuerdo de San José, que el Congreso hondureño se ha negado a discutir por considerarlo inaceptable. El Congreso destituyó por unanimidad a Zelaya el pasado 28 de junio, por lo que llamó "sus reiteradas violaciones a la Constitución".

Mientras el Congreso abría la posibilidad al diálogo, el Tribunal Electoral de Honduras anunciaba que se preparaba para la impresión de 12,5 millones de papeletas electorales, la capacitación de 180.000 delegados para las mesas de votación y la fabricación de 15.000 urnas. La comunidad internacional ha pedido que se suspendan las elecciones previstas para octubre hasta que se llegue a un acuerdo para solucionar la crisis, pero el Tribunal ha dicho que eso va contra las leyes del país.

Zelaya, que ayer fue bien recibido en México, manifestó su disposición a zanjar la crisis "por métodos pacíficos" y que acepta el plan de Arias siempre que se le restituya en el poder. El presidente de México, Felipe Calderón, añadió que la situación era "inaceptable" y exhortó a las partes en conflicto a que encuentren "con urgencia" fórmulas que "permitan resolver el problema". Calderón agradeció la visita de Zelaya a la residencia oficial de Los Pinos, en la capital mexicana.

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Ayer continuaban las presiones internas contra el Gobierno de hecho. El secretario general de la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras, Israel Salinas, anunció una marcha desde diferentes provincias hacia la capital y San Pedro Sula. Además, los principales sindicatos de maestros y de la salud, que reúnen a 67.000 trabajadores, han convocado una huelga.

Manuel  Zelaya con el presidente de México, Felipe Calderón (izquierda), ayer en la residencia oficial de éste.
Manuel Zelaya con el presidente de México, Felipe Calderón (izquierda), ayer en la residencia oficial de éste.EFE

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.

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