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Corea del Norte desmantelará su principal reactor atómico antes de 2008

Pyongyang se compromete a dar toda la información de sus planes nucleares

Corea del Norte proporcionará una "declaración detallada y completa" de todos sus programas nucleares y desmantelará las instalaciones de su principal central atómica -la de Yongbyon- para el 31 de diciembre, según el acuerdo alcanzado el fin de semana en Pekín, y cuyo contenido fue dado a conocer ayer por el Gobierno chino. El pacto supone un paso clave en el proceso de desnuclearización, pero deberá ser seguido por la entrega el año que viene por parte de Pyongyang de todos sus materiales de fisión y armas atómicas. Algo a lo que el régimen de Kim Jong-il puede ser reacio, ya que supondrá renunciar a su última baza de negociación con EE UU, país que financiará la primera parte de la desnuclearización.

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El anuncio de Pekín se produce después de que el martes Washington diera el visto bueno al borrador del pacto provisional sellado el domingo por los seis países participantes en las negociaciones (las dos Coreas, Estados Unidos, China, Rusia y Japón). En una decisión inesperada, el documento fue mantenido secreto y fue enviado a los diferentes Gobiernos para su aprobación definitiva. Una vez obtenida ésta, Pekín lo difundió ayer. "El acuerdo supone un paso importante hacia la meta de la desnuclearización verificable de la Península coreana", dijo ayer Gordon Johndroe, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE UU.

Las instalaciones que serán inutilizadas en Yongbyon, bajo supervisión de Estados Unidos, son el reactor de cinco megavatios, la planta de fabricación de combustible y la unidad de reprocesamiento de plutonio. Wu Dawei, viceministro de Exteriores chino, dijo que, como parte del acuerdo, Washington liderará el viaje de un grupo de expertos a Corea del Norte "en las próximas dos semanas para preparar el desmantelamiento", y financiará esta etapa inicial.

El comunicado también afirma que Estados Unidos y Corea del Norte "incrementarán los intercambios bilaterales y la confianza mutua", pero no fija un calendario para la eliminación del país asiático de la lista de naciones que respaldan el terrorismo, que era una demanda clave de Pyongyang. Tan sólo dice que Washington cumplirá sus compromisos para iniciar este proceso en paralelo a las acciones que acometa el Norte.

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Se trata de un punto delicado, porque Tokio se opone, ya que quiere que antes sea resuelto el problema de los ciudadanos japoneses secuestrados en las décadas de 1970 y 1980 por agentes norcoreanos. El Gobierno de Kim Jong-il ha reafirmado, igualmente, su compromiso de no transferir materiales nucleares ni tecnología.

El paso dado esta semana representa una nueva victoria de la vía diplomática, y supone la formalización de la segunda etapa del pacto de desnuclearización sellado el pasado 13 de febrero en la capital china, tras años de desencuentros y negociaciones interminables, para que Corea del Norte renuncie de una vez para siempre a su programa de armas atómicas.

Según la primera fase, el país estalinista paralizó el reactor de Yongbyon y cuatro instalaciones anexas en julio, y permitió el regreso de los inspectores de la ONU, que habían sido expulsados a finales de 2002 tras estallar la crisis. A cambio, recibió las primeras entregas del millón de toneladas de combustible o su equivalente en ayuda, prometido para cuando desmantele sus complejos atómicos, y fueron puestas en marcha las conversaciones para normalizar relaciones diplomáticas con Estados Unidos y Japón.

Corea del Sur y China han enviado, hasta ahora, un total de 100.000 toneladas de combustible, mientras el presidente estadounidense, George W. Bush, autorizó el viernes pasado el suministro de ayuda por valor de 25 millones de dólares (18 millones de euros), incluidas hasta 50.000 toneladas de combustible.

La tercera fase, que deberá ser llevada a cabo a inicios de 2008, requiere que el Norte entregue todas sus armas nucleares y materiales de fisión. Y aquí puede encontrarse el punto de inflexión del proceso. Muchos analistas dudan que Kim abandone totalmente alguna vez sus planes atómicos. Y Christopher Hill, responsable estadounidense en las negociaciones, también ve dificultades por delante. "Ésta es la fase que nos preocupa", admitió el martes pasado. Porque, según reconoció, Corea del Norte puede resistirse a desprenderse de esta baza negociadora.

Sin embargo, añadió que espera que la declaración norcoreana de final de año incluya una "clara situación del programa de enriquecimiento de uranio". Washington afirmó en octubre de 2002 que Pyongyang había reconocido que tenía tal programa, pero el país asiático ha negado siempre haber dicho tal cosa y poseerlo.

El Gobierno estalinista realizó en octubre de 2006 su primer ensayo nuclear, y Washington teme que tenga plutonio suficiente para fabricar al menos ocho o nueve bombas atómicas.

El acuerdo sellado el domingo pasado es fundamental. Pero el camino hasta el achatarramiento del programa nuclear norcoreano y el restablecimiento de los lazos diplomáticos con sus rivales será largo, tras décadas de relaciones marcadas por el odio y la desconfianza. El proceso deberá conducir, en paralelo, a la firma de un tratado de paz definitivo, que sustituya el alto el fuego que puso fin a la guerra de Corea (1950-1953), y que nunca se convirtió en permanente.

Roh Moo-hyun (izquierda) y Kim Jong-il, ayer en Pyongyang.
Roh Moo-hyun (izquierda) y Kim Jong-il, ayer en Pyongyang.REUTERS

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