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Correa dirige a Ecuador hacia el "socialismo del siglo XXI" de inspiración chavista

Los sondeos dan la victoria al partido del presidente en las elecciones a la Asamblea Constituyente

Fernando Gualdoni

Los primeros sondeos a pie de urna daban anoche una clara ventaja al movimiento del presidente Rafael Correa en la elección de asambleístas que redactarán la nueva Constitución de Ecuador. Se prevé que el correísmo quede cerca o alcance la mayoría de los 130 puestos para la Constituyente, lo que le dará el poder para hacer una reforma a la medida del mandatario. Más de nueve millones de ecuatorianos estaban convocados para elegir entre 3.224 candidatos en casi 500 listas. El "socialismo del siglo XXI" de inspiración chavista está en marcha en Ecuador.

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Aun cuando en el recuento final la lista de Correa no logre el control total de la Asamblea, le bastará recurrir a unas pocas alianzas con otros grupos de izquierda para llevar a cabo una profunda reforma política y económica del país andino. "El objetivo es copiar el modelo venezolano de Hugo Chávez, y aunque Correa lo niegue, ya verá cómo el tiempo nos da la razón", dice Diego Ordóñez, figura emergente de la conservadora Unión Demócrata Cristiana (UDC).

Algunas de las personas que ayer fueron a votar a la Universidad Salesiana de Quito resumían una idea que se repite desde que Correa ganó las elecciones en 2006: "Voto a Correa, el cambio es necesario, sólo espero que no sea autoritario". Teresa Carrillo, ama de casa, más de 45 años, expresaba otro parecer bastante popular: "Voté a Correa para presidente, lo volví a respaldar en la consulta popular de abril y ahora voy con él hasta el final... Dios nos ayude, a los ecuatorianos".

"El presidente tiene un discurso que hasta yo suscribo: el país está en manos de mafias políticas y económicas y eso tiene que acabar", dice Ordóñez. "Es el camino que ha elegido para terminar con este problema el que me preocupa a mí y a mucha gente. ¿De qué sirve cambiar un sistema corrupto por otro despótico?", añade. Ordóñez intentará crear un bloque de oposición con otros movimientos jóvenes que han aparecido con motivo de la Asamblea. Quiere desmarcarse de la "oposición populista" que representan, según él, el PRIAN del magnate bananero y ex candidato presidencial Álvaro Noboa, y el PSP del ex militar golpista y ex presidente derrocado Lucio Gutiérrez.

Mientras la mayoría de los opositores sólo se preocupa por subsistir y unos pocos intentan ofrecer una alternativa, Correa avanza a marchas forzadas hacia un modelo de Estado fuerte y un régimen presidencialista aún más poderoso. Gracias a los altos precios del petróleo y a las remesas de los emigrantes, al Gobierno le quedan, según diferentes analistas, en torno a tres años de holgura económica para mantener el ritmo de gasto público actual. El plazo es suficiente como para realmente construir un nuevo modelo productivo o para hundir aún más a un país con un 45% de pobres de un total de 14 millones de habitantes.

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Lo primero que hará Correa, si se confirma su victoria, será disolver el Congreso y poner en su lugar a una comisión legislativa que funcione hasta que la Asamblea termine de redactar la Carta Magna en un plazo máximo de ocho meses. "Lo más preocupante no es la disolución del Congreso, sino que el presidente tome una decisión al margen de la ley. Es un mal precedente si queremos un país democrático", dice el presidente del Congreso, el conservador Jorge Cevallos, que fue expulsado de su partido, el PRIAN, por aliarse fugazmente con el correísmo.

Correa tiene prácticamente asegurada una Carta Magna a su medida para fundar la República Alfarista de Ecuador, en honor al ex presidente Eloy Alfaro, el modernizador del país. El presidente se aseguró de que sea suficiente la mayoría simple para aprobar cada artículo en la nueva ley fundamental. Después de que los 130 asambleístas (100 representantes regionales, 24 nacionales y seis del extranjero) redacten el texto, éste se someterá a un referéndum.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, saluda a sus seguidores tras votar ayer en Quito.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, saluda a sus seguidores tras votar ayer en Quito.ASSOCIATED PRESS
Unas mujeres hacen fila para votar en Pilahuin, en el centro de Ecuador.
Unas mujeres hacen fila para votar en Pilahuin, en el centro de Ecuador.ASSOCIATED PRESS

LA PRESIDENCIA. La reelección entra en escena

La reelección está prevista, sólo que aún no se sabe si será inmediata o si se deberá dejar pasar un periodo de gobierno para poder volver a ser candidato presidencial. También se pretende ampliar el mandato en uno o dos años, hasta cinco o seis años. La gran duda es si Correa contará su actual mandato como el primero o si intentará que se empiece a contar desde el próximo, para permanecer el máximo tiempo en el poder. La reelección inmediata e indefinida se ha descartado, según el Movimiento País, el partido correísta.

EL TERRITORIO. Combatir el desequilibrio

Correa quiere segmentar Ecuador de forma horizontal, de modo que se acabe la histórica división de selva (oriente), sierra y costa. El partido gobernante y la oposición coinciden en que debe haber una reordenación del territorio para repartir mejor la riqueza. El desarrollo de las zonas cuyo centro es Quito, Guayaquil o Cuenca están a años luz del resto del país. Correa también quiere crear una nueva provincia, que se llamaría Santa Helena, para entorpecer los deseos autonómicos de Guayas, la provincia con más potencial económico.

ECONOMÍA. Vuelve el Estado intervencionista

El Estado va a tener una mayor presencia en la economía. El petróleo y la minería serán de dominio público absoluto y se revisarán las concesiones a las empresas privadas, especialmente en energía y telecomunicaciones. Correa quiere que la Carta Magna le otorgue mecanismos para, por ejemplo, regular la banca, de modo que los banqueros no puedan tener participaciones en medios de prensa y televisión u otros sectores "sensibles". Se contempla la expropiación de las propiedades que no cumplan una "función social".

PARLAMENTO. Más poder para el presidente

Se ha hablado de crear un sistema bicameral (Congreso y Senado) y de rebajar el poder del presidente. Pero parece que permanecerá el sistema unicameral y se reforzará el sistema presidencialista, algo que preocupa a la oposición. En todo caso, lo importante no es la estructura legislativa, sino la calidad de los miembros del Parlamento. Aún no se sabe cómo abordará Correa su reforma política, con la que pretende, según él, que los ciudadanos participen más activamente en la elección de los aspirantes a la presidencia y al Congreso.

COSTUMBRES. Unión de hecho, sí. Boda gay, no

El Gobierno quiere que la nueva Carta Magna reconozca la unión de hecho, incluso para personas del mismo sexo. Luego, a través de una ley similar a la de parejas de hecho que existe en muchos países, se establecerían los derechos de estas uniones. El tema es espinoso: si bien el Gobierno intenta ser muy progresista, el matrimonio homosexual choca con el fervor católico del presidente. De modo que la cosa se queda en tablas: sí a las uniones de hecho, a secas, sin especificar sexos. A cambio, el matrimonio homosexual ni se prevé.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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