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Elecciones en Ecuador

Correa gana sin segunda vuelta

El presidente ecuatoriano arrolla en las urnas al ser reelegido con el 55% de los votos - Consolida su liderazgo y deja a la oposición a 27 puntos

Soledad Gallego-Díaz

Rafael Correa obtuvo ayer un gran triunfo en las elecciones de Ecuador, al lograr según los sondeos un 55,2% de los votos, 27 puntos más que su inmediato seguidor Lucio Gutiérrez, y proclamarse presidente de la República en la primera vuelta, algo que no sucedía desde hace treinta años. Los primeros sondeos a pie de urna, tradicionalmente muy fiables, fueron hechos públicos a las cinco de la tarde (medianoche en España) Correa obtuvo en 2007 un porcentaje parecido de voto, pero en una segunda ronda.

Según los primeros datos, el presidente ganó prácticamente en todo el país. En Quito arrasó con un 63% de los votos, pero incluso en Guayaquil, tradicionalmente hostil a sus proyectos, obtuvo un 41,7%, diez puntos por encima de Gutiérrez. Solo en la Amazonia, tradicional apoyo de Gutiérrez, Correa quedó por detrás de su oponente.

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"Hoy es un día histórico", aseguró Correa al conocer los resultados. El presidente recordó que sus siete predecesores no pudieron completar sus mandatos. "Hoy estamos en otra etapa. Hemos luchado por una nueva constitución, por nuevas leyes, que permitan asegurar la educación, la sanidad, el nivel de vida de los ecuatorianos y lo hemos hecho juntos. Les doy las gracias". El presidente recordó a los tres millones de emigrantes y se refirió a la oposición ofreciéndole diálogo y "un gran acuerdo nacional", en el marco de la nueva Asamblea Nacional. Los datos del nuevo Parlamento, donde el partido de Correa, Alianza País, aspira a conseguir una difícil mayoría absoluta (63 de los 124 escaños) no se conocerán hasta que el escrutinio esté más avanzado.

Correa, un economista de 46 años, formado en Lovaina (Bélgica) y Estados Unidos, casado y con tres hijos, goza de una gran popularidad que le ha permitido acudir a las urnas en repetidas ocasiones con parecidos resultados. En 2007 puso en marcha unas elecciones para la asamblea constituyente, que ganó por un 83%, y en 2008 logró que la nueva Constitución fuera aprobada con un 74% de apoyos.

En estos nuevos comicios, la oposición, muy dividida, centró todos sus esfuerzos en lograr una segunda vuelta, pero ha quedado muy lejos de lograrlo. El segundo puesto del ex presidente Lucio Gutiérrez no es muy alentador debido, sobre todo, a que no ha conseguido llegar ni al 30% de los votos, es decir, a 27 puntos de Correa.

El presidente Correa se ha beneficiado de la crisis que sufren los partidos tradicionales, y del ansia de estabilidad de una sociedad que ha visto como los tres últimos mandatarios abandonaban el cargo debido a revueltas populares y como los siete últimos no lograban completar sus mandatos. Correa, con un carácter fuerte y lo que sus seguidores llaman carisma, ha empleado los dos primeros años de su cargo en fortalecer la figura y las competencias presidenciales, con una nueva Constitución marcadamente centralista. Sus críticos le reprochan autoritarismo y falta de diálogo.

La gran incógnita de estas elecciones era la composición de la Asamblea Nacional, que tendrá que poner en marcha el desarrollo legislativo de la Constitución, el principal proyecto político de Correa y la base de su Socialismo del Siglo XXI. En los megacomicios de ayer, además de elegir presidente y vicepresidente (Lenin Voltaire Moreno) y miembros de la Asamblea Nacional, se eligieron también prefectos, alcaldes y concejales, en total casi 2.000 puestos institucionales. Las elecciones se desarrollaron con aparente normalidad. Alrededor de diez millones de ecuatorianos votaron (el sufragio es obligatorio), desde en pequeños pueblos en los Andes, hasta las Islas Galápagos, pasando por los consulados en Estados Unidos y en España, donde depositaron su papeleta decenas de miles de emigrantes.

La oposición se quejó de algunas irregularidades. El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, considerado como la oposición en la sombra a Correa, se mostró cauto, informa Daniela Creamer. "Anomalías, unas mayores, otras menores. No soy hombre de escándalo. Será responsabilidad del gobierno nacional y de los organismos internacionales que controlan el proceso y la pureza del recuento".

Las especiales características de este proceso electoral, con tecnología muy novedosa, ha despertado sospechas en muchos grupos de oposición aunque hasta ahora no se han presentado denuncias que llevaran a los observadores internacionales a poner en duda la legitimidad de las elecciones.

Correa depositó el voto en Quito, pero se trasladó inmediatamente a Guayaquil, la ciudad más poblada del país, el motor económico de Ecuador y el único feudo en el que encuentra una oposición sólida, gracias a la influencia de Jaime Nebot. El alcalde, uno de los políticos más respetados del país se presentaba por tercera vez a la reelección y, según los sondeos, tenía garantizada la victoria.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, celebra anoche su victoria electoral.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, celebra anoche su victoria electoral.AFP
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, se dispone a votar en un colegio de Quito.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, se dispone a votar en un colegio de Quito.AP

Recuento modélico en unos comicios con un censo más joven

Las elecciones que se celebraron ayer en Ecuador representan, probablemente, uno de los procesos electorales más modernos del mundo, no solo por las novedades tecnológicas que incorpora (estaba previsto escanear las actas electorales y colgarlas inmediatamente en Internet, a disposición de todos los partidos), sino también por lo que suponen de adaptación a la nueva sociedad. Dos cambios son especialmente llamativos. Por primera vez votaron los jóvenes de 16 a 18 años, lo que implica que el camino abierto en su día por Nicaragua y Brasil se va consolidando en América Latina. Y, también por primera vez, los extranjeros que llevan residiendo en el país cinco años, o más, participaron en las elecciones presidenciales y a la Asamblea Nacional, y no sólo en los comicios municipales, lo que supone una novedad sin precedentes a nivel mundial.

Los partidos políticos ecuatorianos han tenido que presentar listas abiertas y "en cremallera", alternando candidatos hombres y mujeres, lo que ya sucedió en comicios anteriores, pero que ahora se ha convertido en una obligación constitucional. Por último, se autorizó el voto de presos sin condena firme y se permitió que votasen policías (43.000 efectivos) y militares (50.000), lo que en muchos países de América Latina no está autorizado.

"Técnicamente es un proceso electoral mucho más moderno que el que se sigue en Europa, por ejemplo, pero seguramente allí tienen sistemas que históricamente les han funcionado bien y no ven necesidad de cambiarlos. En América Latina no es así y nos cuesta mucho menos introducir novedades", explicó Fausto Camacho, miembro del Consejo Nacional Electoral (CNE).

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