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Demócratas y republicanos acuerdan recuperar la ley de reforma migratoria

Bush negocia con los legisladores para retomar el proyecto rechazado la semana pasada en la Cámara Alta

Un grupo clave de senadores de EEUU ha llegado a un acuerdo de principio para recuperar el proyecto de ley de reforma migratoria encallado en la Cámara Alta desde la semana pasada. Los senadores, tanto demócratas como republicanos, han presentado su propuesta a los líderes de sus partidos en la Cámara Alta, Harry Reid y Match McConnell, respectivamente, que a su vez han acordado otra reunión esta noche para abordar el asunto, según fuentes del Congreso.

El anuncio se produce después de que el presidente de EEUU, George Bush, un firme defensor de la medida, ofreciera una importante concesión a los legisladores republicanos contrarios al proyecto de ley, al expresar ayer su apoyo a una enmienda que destinaría los ingresos de las multas por violaciones migratorias a reforzar la seguridad en las fronteras.

El acuerdo contempla limitar el número de enmiendas que cada partido pueda introducir al proyecto de ley, entre otras medidas. En una reunión con un grupo de periodistas hispanos, el presidente del Comité Nacional Republicano, Mel Martínez, había expresado su optimismo ante la posibilidad de rescatar el proyecto de ley y someterlo a votación a finales de la semana próxima. El acuerdo de coalición, según Martínez, es que se pueda presentar un "número razonable de enmiendas, no miles" para que el debate no se haga interminable, y que ningún partido presente alegaciones que "maten" la ley.

Una reforma polémica

El proyecto de ley, fruto de un acuerdo inicial entre demócratas y republicanos moderados, había generado un acalorado debate desde su gestación. Entre otras cosas, prevé mayores medidas de seguridad en la frontera, la creación de un programa de trabajadores temporales, y una vía para la legalización de cerca de 12 millones de inmigrantes ilegales que se calcula que viven en EEUU, siempre y cuando cumplan una serie de requisitos. Para sus críticos más progresistas, la iniciativa era demasiado onerosa con los inmigrantes y perjudicaba a los familiares de éstos, mientras que los sectores conservadores opinaban que la legalización equivalía a una amnistía.

Reid ha indicado que está dispuesto a volver a introducir el proyecto de ley en la agenda del pleno del Senado, siempre y cuando los republicanos le garanticen que contará con los votos necesarios para la aprobación.

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Bush, que en repetidas ocasiones ha indicado que defiende la necesidad de una reforma migratoria de manera "apasionada", ha desarrollado desde la semana pasada una intensa serie de contactos para tratar de revivir el proyecto de ley. Si durante su estancia en Europa para asistir a la cumbre del G-8 en Alemania, habló por teléfono con varios destacados senadores republicanos, el martes dio un paso mucho más allá al desplazarse personalmente al Capitolio. En la segunda ocasión en que ha ido al Congreso desde 2001, Bush participó en un almuerzo con esos senadores para tratar de persuadirles.

En su discurso de este jueves, el presidente ha insistido en que tal y como está, el sistema actual no funciona, y cuando algo no funciona "uno tiene la obligación de arreglarlo".

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