_
_
_
_
_
Reportaje:

Días de cólera en las colonias judías

Los habitantes de los asentamientos arremeten contra el primer ministro de Israel, Netanyahu, por congelar durante 10 meses las nuevas construcciones

"Prohibida la entrada a los inspectores de la congelación de Bibi". Los carteles cuelgan en las puertas de las colonias judías de la Cisjordania ocupada, después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (Bibi), anunciara el 25 de noviembre que frenaría la construcción en los asentamientos. Que más de 3.000 viviendas, además de sinagogas, escuelas y edificios públicos, sigan alzándose no colma las aspiraciones de los colonos más radicales. Y es imposible apaciguar a sus rabinos por mucho que gocen de un trato sumamente cortés. Prominentes líderes religiosos llaman a la desobediencia en el Ejército, tildan a Netanyahu de "traidor", y los más trasnochados advierten con su habitual tono apocalíptico que en Cisjordania, su tierra sagrada de Judea y Samaria otorgada por Dios, ha comenzado el segundo Holocausto.

Líderes religiosos hacen llamamientos a la desobediencia en el Ejército
Más información
"Confiamos en que Obama cumpla sus promesas a los palestinos"

Con intención de aplacar la ira de los colonos, a los que Netanyahu llama "nuestros hermanos", el Gobierno decidió la semana pasada destinar más fondos a colonias remotas, que deberían ser desmanteladas si se pretende pactar un día el nacimiento del Estado palestino. El primer ministro señaló que la colonización volverá a su cauce en el plazo de 10 meses por mucho que el presidente palestino, Mahmud Abbas, acceda a sus demandas. Y su canciller, el colono Avigdor Lieberman, promete que transcurrido ese lapso, volverá a construirse a todo tren. Los colonos -que vociferan mucho pero muerden menos, salvo cuando se trata de agredir a árabes- juran que nada les detendrá. "Tenemos la obligación moral de desobedecer las órdenes. La decisión del Gobierno es tan antijudía y tan antisionista que estamos dispuestos a pagar el precio", afirma Danny Dayan, jefe del Consejo Yesha, que agrupa a gran parte de los colonos.

Nada complace a los fundamentalistas, que alertan de que Cisjordania será pronto un territorio judenrein (libre de judíos). Tampoco que el influyente ministro Benny Begin asegurara que la construcción continúa a pesar de una moratoria -destinada a satisfacer al presidente Barack Obama- que adquiere paulatinamente tintes de farsa. "Los comentarios oficiales, junto a la decisión de invertir más fondos en asentamientos aislados, refuerzan la impresión de que la declaración sobre la congelación no vale ni el papel sobre la que está escrita", declaró a Haaretz Martin Indyk, asesor de Obama.

Escenas similares a las acaecidas en Gaza en 2005 salpican la geografía cisjordana. Ariel Sharon evacuó entonces los asentamientos de la franja. Los colonos juraban que lucharían a muerte por impedirlo y que Dios no permitiría el desalojo de 8.000 personas. Nada sucedió más allá del pataleo. En las dos últimas semanas brotan incidentes en las colonias de Kedumim, Maale Levona, Tzofin, Talmon... Chicos y chicas despliegan alambradas de espino, bloquean carreteras, golpean a veces a los policías, y alguno da con sus huesos en comisaría. Por poco tiempo.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Mientras el ministro de Defensa, Ehud Barak, pregona que la congelación se aplicará sin pestañear, los pestañeos abundan. La indulgencia prima en el tratamiento a los fundamentalistas. Durante horas pugnan los inspectores para entregar las órdenes del Ejecutivo que prohíben iniciar nuevas construcciones. A muchos asentamientos todavía no han acudido. Jefes de las colonias rompen ante las cámaras los documentos y los colonos más combativos se vengan en palestinos indefensos. Los vándalos que incendiaron una mezquita en Yasuf, un pueblo cercano a Nablús, a los pies de Tapuah, una colonia de las más fanáticas, aún andan sueltos. Como siguen libres quienes quemaron una casa y vehículos en otra aldea palestina.

El rabino Eliezar Melamed -"Dios me ayuda a enseñar", significan su nombre y apellido- educa a los estudiantes de la hesder yeshiva de Bracha y lleva la voz cantante en el desafío que más preocupa al Gabinete. En esas 62 escuelas talmúdicas se combina la enseñanza de la Torá con la prestación del servicio militar. Allí se insta a los jóvenes a desobedecer a sus mandos si éstos ordenan evacuar una colonia. El viernes cientos de profesores de estas yeshivas entregaron cartas a sus alumnos en la que se afirma que la Torá prevalece sobre el Ejército, la institución más importante del Estado. "Desafortunadamente", reza la misiva, "el Ejército se utiliza para fines no relacionados con la defensa de Israel y que se oponen a los deseos de Dios".

Policías y colonos durante los enfrentamientos del jueves en el asentamiento judío de Dolev, en Cisjordania.
Policías y colonos durante los enfrentamientos del jueves en el asentamiento judío de Dolev, en Cisjordania.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_