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EE UU y Alemania tratan de recomponer en Moscú las relaciones con Rusia

Rice asegura que no permitirá que el Kremlin bloquee la construcción del escudo antimisiles

Pilar Bonet

Dos máximos representantes de la política exterior occidental, la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, y el ministro de Exteriores de Alemania, Frank Walter Steinmeyer, como representante de la UE, se entrevistaron ayer con el presidente Vladímir Putin para evitar un descarrilamiento de sus relaciones con Rusia, que están en el peor momento en lo que va de siglo. La desconfianza está dando al traste con la colaboración en temas como seguridad y cooperación económica. Rice insistió en que no permitirá que Rusia bloquee la construcción de un escudo antimisiles.

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Sobre el telón de fondo del creciente distanciamiento, la nota positiva fue que tanto el líder ruso como sus interlocutores confirmaron su disposición a cooperar para superar la mala racha.

Putin recibió a Rice y a Steinmeyer por separado en su residencia de Novo Ogoriovo, en vísperas de dos importantes cumbres, la primera con la UE, el 17 y el 18 de este mes en Samara, junto al Volga, y la segunda, la cita anual de los dirigentes del G 8, en junio en Alemania. En vísperas de estas citas que pondrán a prueba la relación de Rusia con Occidente, la posición del Kremlin se ha fortalecido gracias el acuerdo trilateral logrado el pasado fin de semana con los países centroasiáticos de Kazajstán y Turkmenistán para seguir canalizando las exportaciones de gas a Europa por territorio ruso y para construir un gasoducto ribereño por el Caspio. Estos planes son un revés para la política de diversificación energética occidental, que se han concentrado en crear rutas de suministros de hidrocarburos al margen de Rusia. Rice trató este tema con Putin ayer e insistió después, en una entrevista, en que "es necesaria la diversidad de rutas de aprovisionamiento". "Los suministros de energía no deben ser utilizados como instrumento político", dijo a El Eco de Moscú.

Moscú y Washington acordaron "moderar su tono en público y concentrarse en asuntos concretos", según manifestó el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov. El ministro dijo también que ambas partes acordaron buscar una solución aceptable para todos sobre el problema de Kosovo, pero admitió que "esta solución no es perceptible de forma inmediata". Moscú no es partidaria de un reconocimiento de la independencia de aquella provincia de Serbia. Rice, en cambio, afirmó que "es muy importante reconocer que Kosovo nunca será ya parte de Serbia. Esto no es posible".

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Rusia y EE UU no acercaron sus posiciones sobre los planes de Washington para instalar elementos de un sistema de defensa antimisiles en Europa, un proyecto que Moscú considera ofensivo. "No creo que nadie espere que EE UU permita la imposición de un veto a los intereses de seguridad de América", dijo Rice y añadió que su país "necesita progresar, utilizando la tecnología para defender al Estado, y eso es lo que tenemos intención de hacer".

Si el escudo antimisiles y Kosovo eran temas prioritarios para Rice, para Steinmeyer lo urgente ayer era intentar salvar la cumbre de Samara, que, de no ocurrir un milagro, no dará luz verde al inicio de las negociaciones para un nuevo tratado de Asociación y Cooperación con Rusia, destinado a sustituir el que vence a finales de noviembre. Esta circunstancia es especialmente penosa para Alemania, que tradicionalmente ha gustado de desempeñar el papel de puente este-oeste. Putin evitó ayer el alarmismo e incluso pareció consolar al ministro alemán. "No hay conflicto de intereses entre Rusia y la UE, gracias a Dios. Hay diferentes puntos de vista sobre cómo resolver unos u otros problemas. Pero de ambas partes hay deseo de resolverlos. Eso, en mi opinión, ya no está mal", dijo el líder. "Estamos interesados en superar las diferencias de intereses, a veces los choques, que se dan y a no permitir que se conviertan en conflictos políticos serios", dijo Steinmeyer.

Vladímir Putin (a la derecha) y el ministro de Exteriores alemán, Frank Walter Steinmeyer, ayer en la casa de campo moscovita del presidente ruso.
Vladímir Putin (a la derecha) y el ministro de Exteriores alemán, Frank Walter Steinmeyer, ayer en la casa de campo moscovita del presidente ruso.AP

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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