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Clinton: "Esta revelación es un ataque a la comunidad internacional"

Washington empieza a medir los daños y pide a sus agencias una revisión inmediata de sus sistemas de comunicación

No es fácil para la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, iniciar un viaje oficial que la llevará a cuatro países de Asia y el Golfo Pérsico con los secretos de la diplomacia estadounidense al desnudo. Colorada por la vergüenza pero retocada con el maquillaje de las buenas formas y el saber estar, consciente de lo que se ha puesto en juego y de lo que se pondrá a partir de ahora tras la mayor filtración de documentos de la historia, Clinton ha utilizado su lado más solemne para declarar que la revelación de Wikileaks "es un ataque a la comunidad internacional".

Como el niño pequeño que ha sido cazado en una falta grave pero no quiere reconocerlo, Clinton ha mirado lentamente a un lado y a otro de la habitación del Departamento de Estado sin fijar sus ojos en nadie y ha enfatizado sus palabras al decir -casi a modo de súplica- que Washington confiaba en que las alianzas con sus aliados no sufrieran ningún daño.

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Lo comprobará en breve, en Astana (Kazajastán), al frente de la delegación estadounidense que asistirá a la cumbre de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), la primera reunión de alto nivel de este grupo de 56 países en más de 10 años. "Quiero que nuestros aliados sepan que vamos a tomar medidas concretas contra quienes han hecho posible esta filtración", ha asegurado la secretaria de Estado.

Clinton ha empezado su comparecencia -además de tarde- con una rotunda declaración: "No voy a comentar o confirmar nada sobre las filtraciones". La aseveración estaba viciada en el fondo y la forma ya que la única razón por la que este lunes Clinton se ha enfrentado a la prensa -sólo ha admitido dos preguntas- ha sido "responder" a la noticia que el pasado domingo ofrecían en exclusiva sólo cuatro diarios (entre ellos EL PAÍS) y un semanario de la filtración de más de 250.000 mensajes del Departamento de Estado de Estados Unidos obtenidos por la página digital Wikileaks.

Vidas "en peligro"

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Durante su breve comparecencia, la secretaria de Estado sólo se ha limitado a condenar enérgicamente las filtraciones para en un momento determinado del discurso cambiar el rumbo y comenzar a referirse a los cables expuestos por Wikileaks como "documentos robados".

"No hay nada loable en poner en peligro las vidas de la gente, ni en poner en riesgo las decisiones pacíficas de las que depende nuestro Gobierno", ha declarado Clinton. "Cualquiera que sean las razones para filtrar estos documentos, lo que está claro es que ponen en riesgo muchas vidas". Los medios de comunicación y la propia web Wikileaks defienden la transparencia de los Gobiernos a la hora de rendir cuentas de sus actuaciones. "Robar información no conduce a un debate sano", ha puntualizado la secretaria de Estado, que ha agradecido al cuerpo diplomático y los funcionarios del Departamento de Estado en el extranjero el duro trabajo que hacen cada día. "Los informantes diplomáticos trabajan para evitar peligros y conflictos, para ayudar a los líderes por los derechos civiles... es el rol de América en el mundo, y el rol de nuestros diplomáticos para defendernos".

Tras un largo puente de Acción de Gracias, Washington ha recuperado hoy a la fuerza el pulso. El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, ha informado a primera hora de la mañana de que su departamento había abierto una investigación criminal por la filtración masiva de los documentos diplomáticos. Por supuesto, Holder ha insistido en la condena de la filtración y ha recordado la tesis de que la seguridad nacional y las personas que sirven como diplomáticos han sido puestas en peligro. "Y lo que es más importante, pone en peligro nuestra relación con importantes aliados en el mundo".

En el Congreso se ha iniciado también una cruzada contra Wikileaks.

Diversos miembros de la Cámara de Representantes han exigido al fiscal general Holder que presente cargos contra el administrador de ese portal web, el periodista australiano Julian Assange, bajo la Ley de Espionaje de EE UU y han pedido por escrito a la Secretaría de Estado que añada a Wikileaks a la lista de organizaciones terroristas extranjeras de la diplomacia norteamericana, junto con Hamás, Hezbolá o Al Qaeda.

Peter King, republicano de mayor rango en el Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, ha escrito a Holder expresando lo que es la opinión de muchos congresistas en el Capitolio: que Assange convenció al soldado Bradley Manning para que se descargara la información clasificada (los cables del Departamento de Estado junto con los informes sobre las guerras de Afganistán e Irak publicados el pasado verano) en noviembre de 2009 y la colocara en los servidores de Wikileaks. Se trata, según King, de "una conspiración".

El líder de los republicanos en ese comité, en el que serán mayoría cuando comience el nuevo curso político en enero, dice que Assange "auspició la filtración de información nacional". "Tiene una agenda maliciosa, y sigue siendo totalmente inmune a las consecuencias de sus actos", ha añadido en la carta a Holder. La página web que gestiona, según King, puede incluirse en la lista de organizaciones terroristas porque cumple los tres requisitos establecidos por Washington: "Es una organización extranjera; comete actos de terrorismo; amenaza la seguridad nacional de EE UU". Según King, la información filtrada por Wikileaks le será muy útil a organizaciones criminales como Al Qaeda o Hezbolá, por lo que entiende que hay una colaboración tácita entre ellas.

En el Senado, el independiente Joe Lieberman, jefe del Comité de Seguridad Nacional, ha asegurado que esas peticiones de los republicanos tienen pocos visos de prosperar, aunque ha admitido que comparte la opinión de que la filtración puede dañar gravemente la seguridad nacional de EE UU. "Normalmente dedicamos esa designación [como organizaciones terroristas extranjeras] a grupos que cuadran en la clásica definición de terrorismo", ha dicho Lieberman. "Es decir, que usen violencia para conseguir un fin político".

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La secretaria de Estado responde a las preguntas de la prensa sobre la filtración de 250.000 cables de su departamento
La secretaria de Estado responde a las preguntas de la prensa sobre la filtración de 250.000 cables de su departamentoAFP

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