_
_
_
_
_

Israel hace público el diario de prisión del dirigente nazi Eichmann

Israel hizo ayer público el diario secreto del dirigente nazi Adolf Eichmann, que durante casi 40 años ha permanecido custodiado en los Archivos del Estado. La divulgación de la obra póstuma del coronel Eichmann, uno de los máximos responsable del extermino de millones de judíos durante la II Guerra Mundial, ha sido decidida por el propio fiscal general del Estado. Sus escritos no aportan nada nuevo, dicen los estudiosos, pero representan el recuerdo sombrío del holocausto.

El testamento literario de Eichmann empezó a ser difundido ayer a las nueve de la mañana, 48 horas después de que el fiscal general del Estado, Elyakim Rubinstein, decidiera dar luz verde a su publicación, poniendo de esta manera fin a una larga y inexplicable polémica que ha durado cerca de cuatro décadas: desde el mismo día en que Adolf Echmann fue juzgado y ahorcado por delitos de guerra en Israel, y que el primer ministro de la época, David Ben Gurión, ordenara el secuestro de su obra, entre otras razones para no enriquecer a sus herederos.El diario de Eichmann lo componen 676 folios escritos a mano, en muchos casos llenos de tachones y borraduras, redactados en los meses de agosto y septiembre de 1961, durante su cautiverio en la prisión de Haifa, al norte de Israel. La obra está dividida en tres partes. Se inicia con una larga reseña autobiográfica -más de 200 páginas-, que le sirve de fundamento para tratar de explicar el desarrollo de la ejecución de la llamada "solución final", que supuso el extermino de una parte de la población judía. El autor hace a continuación un recorrido exhaustivo, país por país, por cada uno de los escenarios del holocausto judío, haciendo desde el primer momento una especial referencia a la colaboración que los exterminadores encontraron en el Gobierno francés de Vichy.

El diario retoma, en su tercera parte, el discurso autobiográfico, para contar su huida de Alemania y su llegada a Argentina, donde trabajó en la empresa de coches Mercedes Benz, para acabar enviando un mensaje moral a la juventud, desde la posición de un converso respecto a los valores democráticos que inculcan los soldados de Estados Unidos en los campos de prisioneros de Alemania, dentro de la campaña de desnazificación, según él mismo relata.

"Toda la política es una prostituta callejera, y el nacionalismo, un crimen, la mayor desgracia de los pueblos", aseguraba Adolf Eichmann, a los 56 años de edad, mientras era juzgado en Israel, después de que un comando de los servicios secretos israelíes (Mosad) lo secuestrara en Argentina, donde había vivido desde la caída del III Reich, bajo una falsa identidad.

La letra puntiaguda gótica, la avalancha de cifras y datos y la estructura de la misma obra son el fiel reflejo de su personalidad: un eficiente burócrata, obsesivo, con un gran poder de concentración, que carece de inspiración y de imaginación y que vive sumido en un mundo de sentimientos estériles, con una vida sexual muy limitada y aparentemente pervertida, según asegura el grafólogo Eliayu Ben Tovim, uno de los excepcionales estudiosos que ha tenido durante estos años acceso al texto.

El fiscal general del Estado decidió la difusión de las memorias después de recibir una petición al respecto por parte de la escritora e investigadora norteamericana Deborah Lipstadt, que había recabado una copia de la obra del militar nazi para utilizarla como prueba en su defensa en la querella que contra ella ha planteado el escritor David Irving, "un peligroso portavoz para los detractores del holocausto".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La publicación de la obra de Eichmann puede provocar un nuevo incidente jurídico, el que seguramente impulsara el hijo del coronel nazi, Dieter, que desde hace años reclama los diarios como parte de su herencia. Aunque los derechos esgrimidos por Dieter Eichmann fueron ya rebatidos de un plumazo tiempo atrás por el propio fiscal, cuando se negó a ello asegurando que el escritor "no fue un delincuente común" y que por tanto no se pueden aplicar en este caso las leyes convencionales que tratan de la propiedad intelectual.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_