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Los serbios anuncian que consideran enemigos a los 'cascos azules'

Ramón Lobo

ENVIADO ESPECIAL El líder de los rebeldes serbios, el psiquiatra Radovan Karadzic, un día después de que su rehabilitado jefe militar, Ratko MIadic, amenazara con derribar los aviones de la OTAN, ha hecho llegar una carta al secretario general de las Naciones Unidas, Butros Butros-Gali, en la que le advierte que, tras los ataques áreos lanzados por la OTAN el domingo y lunes, considera a los cascos azules como un enemigo potencial. Cerca de 60 observadores militares de la ONU con misión en zonas serbias continuaban ayer retenidos en sus casas. Han recibido la recomendación serbia de no salir a la calle por motivos de seguridad. "No estamos preocupados por su integridad", aseguró ayer un portavoz de la ONU en Zagreb. "Están localizados: sabemos dónde están".

Ese no es, al menos, el caso del comandante holandés Van Ball, quien desapareció misteriosamene el lunes junto a una interprete local cuando se dirigían desde Zepa a Sarajevo. En el cuartel general de la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas (Unprofor) en Zagreb nadie desea especular, pero se teme que el comandante haya sido secuestrado en represalia.

En el frente diplomático, la actividad se multiplica. El objetivo es reanudar de inmediato los contactos con Karadzic para impedir que se rompa la comunicación. Karadzic ha cedido en su dura posición inicial, la de romper los contacto con la ONU, y ha aceptado, al menos, reunirse con los mediadores internacionales, David Owen y Thorvald Stoltenberg.

El representante especial del secretario general de la ONU, el japonés Yasushi Akashi, se entrevistó ayer en Belgrado, antes de regresar a Sarajevo, con el presidente serbio, Slobodan Milosevic -muy crítico con la OTAN-, con el fin de recabar su ayuda y poder devolver el conflicto a la mesa de negociaciones. Milosevic reiteró que para lograr una solución al conflicto es necesario levantar las sanciones económicas a Serbia. Akashi, por su parte, se limitó a calificar el encuentro de "productivo".

Hoy está prevista la reanudación de algunos convoyes humanitarios. Fuentes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR) en Zagreb, confirmaron anoche que está previsto enviar un convoy a Bihac. "Para el resto de Bosnia habrá que esperar, sobre todo en el caso de Sarajevo", aseguró un portavoz.

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Disparos en Sarajevo

En Gorazde, tras una noche tranquila con algunos intercambios de fusilería y de artillería, la situación tiende a estabilizarse. Las tropas serbias se mantienen en sus líneas, sin avanzar. El enviado del presidente ruso Borís Yeltsin a la zona, el vice ministro de Exteriores, Vitali Churkin, -artífice de la inesperada solución que desactivó en febrero el ultimátum de la OTAN sobre los situadores de Sarajevo- anunció ayer tras entrevistarse con Karadzic, que los serbios suspenden su avance y se disponen a negociar un alto el fuego estable. Los musulmanes no se fían. Temen que unas eventuales negociaciones sobre Gorazde comiencen por reconocer las conquistas serbias en el enclave, por ello el Gobierno bosnio ha reiterado la necesidad de obligar a las tropas serbias a regresar a las posiciones anteriores al 29 de marzo. Una posibilidad que la Unprofor empieza ya poner en duda.

Sin embargo, en Sarajevo, se volvió a escuchar el fragor de los disparos. Intercambios esporádicos de fuego de francotiradores rompieron la tensa calma que vive la capital en dos ocasiones. El fuego se registró en la línea de frente entre serbios y musulmanes, según testigos presenciales.

En la zona de Mostar, el teniente médico español José Manuel Juárez Martínez resultó herido de gravedad en un accidente de tráfico en la zona de Mostar. Según los médicos que lo atendieron el teniente sufre un traumatismo craneoencefálico. El oficial herido llegó anoche a Madrid, trasladado en un Hércules de la Fuerza Aérea.

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