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Catástrofe en Chile

El Ejército chileno pone freno al saqueo

El Gobierno despliega unos 10.000 militares en las dos regiones más afectadas - Un muerto y 160 detenidos por participar en el pillaje y violar el toque de queda

Un hombre de 22 años, Romeo González, murió en un tiroteo entre civiles, y 160 personas fueron detenidas por violar el toque de queda y participar en saqueos o desórdenes durante la primera noche en que 1.300 militares y carabineros tomaron el control de las calles en la segunda ciudad más poblada de Chile, Concepción, que fue una de las más golpeadas por el terremoto que azotó el país en la madrugada del sábado. Pero la presencia militar, en total 10.000 soldados en las dos regiones más afectadas, Bío Bío y Maule, fue insuficiente para contener los saqueos en una urbe que ayer completó tres días sin alimentos ni agua potable y a la que la ayuda llega con lentitud. La cifra de muertos por el seísmo de magnitud 8,8 en la escala de Richter aumentó a 723 en el recuento oficial, la mayoría de ellos (544) en Maule. Por primera vez, el informe agregó el número de desaparecidos (19).

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El toque de queda, una de las medidas más repudiadas que la dictadura del general Augusto Pinochet aplicó durante años en Chile, volvió a reinar en Concepción, entre las nueve de la noche y las seis de la mañana, para frenar los saqueos. Pero su aplicación no fue como en la dictadura. Circularon vehículos y personas con bastante frecuencia. En muchas partes de la ciudad, los propietarios de viviendas dañadas pernoctaron frente a sus casas, o en plazas, parques y coches, junto a fogatas para entibiarse; para proteger sus bienes. Y en otros lugares, hubo quienes se lanzaron al pillaje.

Sin comunicaciones ni electricidad, entre quienes estaban en las fogatas proliferaron los rumores sobre los saqueos. Algunos se armaron con bates de béisbol para defender sus bienes. Brotó el temor culpable que existe entre quienes tienen más en una sociedad con una mala distribución del ingreso: que desde las barriadas más pobres llegaran hasta las más pudientes a saquear las viviendas. Contribuyó a aumentar el miedo la fuga de 269 presos de un penal en Chillán, a 110 kilómetros de Concepción, tras la caída de un muro durante el seísmo. Sólo 60 han sido capturados.

"Pedían mano dura, pero nadie vio nada", comentó un periodista que recorrió Concepción durante el toque de queda. Hubo saqueos en la ciudad, pero muchos menos que en los días anteriores. Sí los hubo en la localidad cercana de Coronel, donde turbas vaciaron todos los supermercados, así como en Constitución y Lota. En esta última ciudad hubo riñas entre los saqueadores y el pillaje llegó hasta los pequeños almacenes de barrio. Un panorama similar se vivió en algunas de las barriadas periféricas de Santiago, que a tres días del gran seísmo todavía siguen sin agua potable ni electricidad. La policía informó que de los 800 supermercados de la capital, 16 sufrieron ataques y cinco fueron parcialmente saqueados.

En Concepción y otras ciudades las gasolineras, que no funcionan por falta de electricidad, han sido asaltadas. Los medios de comunicación registran denuncias de robo de neumáticos, espejos y accesorios de los que han dejado sus coches en la calle por falta de gasolina y por el temor a que se dañen en alguna de las numerosas réplicas del terremoto. La alcaldesa de esta ciudad pidió una mayor presencia de militares.

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"Aquí ha habido dos terremotos. El natural y el de los valores. La gente ha hecho lo que ha querido", declaró una mujer a una radio en Concepción. "Me da vergüenza lo que está haciendo la gente de mi barrio", dijo un hombre en la misma ciudad.

En el edificio de 15 pisos que se desplomó junto al río Bío Bío en Concepción, los bomberos continúan buscando gente con vida. Al establecer ayer un "triángulo de silencio" en torno al lugar se escucharon dos golpes como respuestas a la pregunta de si hay sobrevivientes. El trabajo se intensificó. En la tarde encontraron el cuerpo aplastado de una mujer en el séptimo piso después de seis horas de remoción de escombros. Las autoridades estiman que todavía quedan 48 personas por rescatar. Un bombero explicó que el trabajo no era como en Haití, porque los edificios tienen más hierro y cemento y la construcción es más sólida, lo que dificulta la tarea.

A las víctimas del seísmo se añadieron ayer los seis ocupantes de una avioneta que viajaban desde Santiago a Concepción para colaborar con los damnificados, al estrellarse el aparato en Tomé, cerca de la capital de Bío Bío.

Un soldado chileno vigila a un grupo de personas detenidas en la localidad de Talcahuano
Un soldado chileno vigila a un grupo de personas detenidas en la localidad de TalcahuanoEFE

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