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Cambio en la Casa Blanca | Los primeros nombramientos

Emanuel, un 'duro' para controlar la Casa Blanca

La designación dificulta el acuerdo con los republicanos

Antonio Caño

El Partido Republicano emitió ayer un comunicado en el que aseguraba que el nombramiento de Rahm Emanuel como próximo jefe de Gabinete de la Casa Blanca es la primera promesa rota por Barack Obama. Desde su punto de vista, Emanuel, un congresista de gran influencia en su propio Partido Demócrata, no es compatible con la oferta de colaboración bipartidista que el presidente electo hizo durante la campaña electoral.

Rahm Emanuel, de 48 años, tiene aspecto y fama de duro. Es jerárquicamente el número tres del grupo demócrata en la Cámara de Representantes, pero su poder y su influencia trascienden a esa posición.

Se le considera el arquitecto de la victoria demócrata en las elecciones legislativas de 2006 y ha estado durante muchos años en estrecho contacto con Obama en Chicago, ciudad en la que ambos viven y en la que ambos aprendieron las artes de la política. Los que conocen los entresijos y la tradición de esa ciudad dirían que las malas artes de la política.

El presidente busca un organizador más que un hombre de ideas
Emanuel es un experto en la 'fontanería' de la presidencia

Durante seis años fue colaborador de Bill Clinton en la Casa Blanca, y todavía se reúne periódicamente con el ex presidente para analizar asuntos de la actualidad. Se le considera un experto en la fontanería de la presidencia y un maestro en la recaudación de dinero para las campañas políticas, lo que lo convierte en un aliado imprescindible de cualquier presidente.

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Sus métodos recaudadores salvaron en su día la campaña electoral de Clinton y, hace dos años, permitieron a los candidatos al Congreso contar con recursos financieros para su propaganda electoral que nunca antes habían conocido.

Habitualmente se le sitúa en el ala izquierda del Partido Demócrata, pero Emanuel se define mucho más por sus cualidades para la organización que para la generación de ideas.

Con él, Barack Obama apuesta por un hombre de garantía a la hora de resolver la agenda sucia que todo presidente encuentra sobre su despacho, pero no puede presumir con éste, su primer nombramiento, de haber apostado por una figura ajena al mundo interno de Washington o de la política tradicional.

Obama ya se ha demostrado antes, no obstante, como una persona pragmática. El nombramiento de Joe Biden como candidato a la vicepresidencia también se interpretó inicialmente como una concesión a Washington, pero después le sumó más que le restó a su candidatura.

Con Rahm Emanuel, a quien los medios de comunicación conocen bien y han sufrido varias veces, Obama se puede permitir el juego del policía bueno y el policía malo, que puede resultarle útil ante la cascada de decisiones difíciles que se le aproximan.

Una biografía publicada hace dos años por la revista Fortune describía a Emanuel como un carácter implacable que se mueve con la máxima de Los Intocables: "Si el otro saca una navaja, tú sacas una pistola; si ellos mandan a uno de los tuyos al hospital, tú mandas a uno de los suyos a la morgue".

Rahm Emanuel, durante un mitin de la campaña en mayo pasado.
Rahm Emanuel, durante un mitin de la campaña en mayo pasado.AP

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