_
_
_
_
_

Erdogan impone una transición democrática a las Fuerzas Armadas

El Gobierno y el Ejército pactan una salida a la crisis de la cúpula castrense

Tras cuatro días de cónclave el Ejército y el Gobierno turco han llagado a un acuerdo para remodelar la cúpula militar de Turquía. La decisión, que llega tras tensas negociaciones, ha estado enmarcada por la crisis institucional desatada el pasado viernes tras la dimisión en bloque de altos mandos de las Fuerzas Armadas.

La designación de los nuevos jefes de Estado Mayor, con un perfil más profesional y menos político, parece dibujar un proceso de transición militar más acorde con la política del Gobierno islamista moderado y supone una victoria para el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, que, desde su llegada al poder, hace casi una década, mantiene un pulso con los uniformados.

La única voz crítica en el Estado Mayor será el jefe de las tropas de Tierra
El primer ministro tiene vía libre para poder redactar una nueva Constitución
Más información
Pulso en Turquía
Reforma militar a la española
El ejército turco bombardea los campamentos del PKK en Irak

El Ejército ha visto disminuido su poder con la llegada al poder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), y parece haber plegado velas tras aceptar los nombramientos pactados en la reunión del Consejo Militar Supremo celebrada desde el lunes. Los principales nombramientos son el del nuevo comandante de las Fuerzas Aéreas, que recayó en el general Mehmet Erten, cuyo rango ha tenido que ser elevado de tres a cuatro estrellas para poder ocupar el puesto. Como estaba previsto, la comandancia de la Marina corresponde al almirante Emin Murat Bilgel, y la de la Gendarmería, al general Bekir Kalyoncu. El anterior jefe de la Gendarmería y único comandante que se negó a presentar su dimisión la semana pasada, el general Necdet Özel, fue confirmado ayer como nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La única voz disonante al frente de la segunda mayor fuerza militar de la OTAN es el general Hayri Kivrikoglu. El nuevo comandante del Ejército de Tierra y segundo en la cadena de mando, que en el pasado se negó a saludar al presidente de la República, Abdulá Gül, encarna a los oficiales antiislamistas que el Gobierno del AKP trata de apartar del poder.

El Ejecutivo de Erdogan no parece haber querido apretar las tuercas demasiado a los generales. Una crisis prolongada en el Ejército puede ser peligrosa para un país como Turquía, que mantiene una guerra interna contra la guerrilla separatista kurda del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y que cuenta con vecinos tan inestables como Siria, Irak e Irán.

El Consejo Militar Supremo ha buscado una salida honorable para los 14 oficiales imputados en tramas golpistas, cuya posible promoción desató la crisis el pasado viernes. A pesar de que no serán ascendidos, como dictamina la ley, podrán permanecer un año más en su puesto.

Más de 40 generales o almirantes turcos -una décima parte de la cúpula militar- y unos 250 altos oficiales se encuentran procesados o en prisión preventiva por sus implicaciones en las tramas golpistas Ergenekon y Mazo. La primera, que se destapó en 2007, involucra al llamado Estado profundo en una serie de asesinatos y atentados con el fin de desestabilizar el Gobierno de Ankara. La Operación Mazo, por su parte, es un detallado plan militar que contemplaba la voladura de varias mezquitas, asesinatos selectivos e incluso el ataque a cazas griegos sobre el Egeo para sembrar el caos y desatar un golpe de Estado.

Ambos casos han acabado minando el prestigio de los mandos de las Fuerzas Armadas, que hasta hace pocos años eran considerandos garantes de los sacrosantos valores republicanos. Tras cuatro golpes y pronunciamientos militares -1960, 1971, 1980 y 1997- , así como el acercamiento a la UE desde 2005, muchos turcos han perdido su confianza en los militares.

Erdogan, que revalidó su liderazgo por tercera vez consecutiva en las elecciones del pasado junio, tendrá ahora el camino despejado para sustituir la Constitución de 1980, emanada del golpe militar, por una ley fundamental democrática. A pesar de que el 60% de los ciudadanos sigue respetando a sus Fuerzas Armadas, casi nadie en Turquía se atreve ahora a defender su injerencia en el poder civil.

Gül (cuarto, a la derecha) y Erdogan (cuarto, izquierda) celebran la ruptura del ayuno de Ramadán con la cúpula militar en Ankara.
Gül (cuarto, a la derecha) y Erdogan (cuarto, izquierda) celebran la ruptura del ayuno de Ramadán con la cúpula militar en Ankara.U. BEKTAS (REUTERS)

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_