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Reportaje:

El Estado fracasa en Nápoles

Las autoridades locales se rinden y Roma no da con una solución a la crisis de la basura y de otros conflictos

Andrea Rizzi

Mientras el Ejército trabaja en Nápoles y sus alrededores para recuperar la normalidad en una región aplastada bajo montañas de basura, acumulada por el colapso del sistema de recogida, ayer todavía quedaban unos 60 institutos escolares cerrados en la zona. Las autoridades calculan que 50.000 estudiantes no asistieron ayer a clase y durante la noche los bomberos apagaron unos 75 fuegos prendidos a los cúmulos o camiones de recogida. Pese a una mejora de la situación, la emergencia no cesa. Y es que en Campania, la región de Nápoles, la emergencia significa, en muchos sentidos, la normalidad. Se trata de un punto de observación privilegiado sobre la fragilidad institucional que afecta a buena parte del sur de Italia.

Para resolver el crónico colapso del sistema de gestión de la basura en Campania, los Gobiernos de Roma han nombrado, desde 1994, a 10 comisionados extraordinarios. La paradoja de una administración extraordinaria que dura tanto -y no resuelve nada- ha sido objeto de críticas en estos días. "Pero lo que pocos saben y comentan es que en Campania hay al menos una quincena de comisionados extraordinarios en distintas materias", señala Donato Ceglie, fiscal pionero en investigaciones sobre ecomafia. Ceglie trabaja en la zona de influencia del más poderoso de los clanes de la Camorra, i Casalesi.

"Además del sector residuos, tenemos vivienda protegida, control de aguas, suelo y subsuelo, canteras, depuraciones, riesgo hidrogeológico [la Campania sufre con frecuencia terremotos y aludes]

... De hecho, la política en esta región ha abdicado, ha renunciado a buena parte de sus competencias y atribuciones, sobre todo en la gestión del territorio", comenta el fiscal.

"¿Por qué ocurre eso?", pregunta Ceglie. "¿Es un caso, o hay una lógica detrás? Yo me limito a observar que las gestiones excepcionales significan poderes excepcionales, ablandamiento de los límites y del control sobre el gasto, abandono de los normales trámites administrativos".

La gestión extraordinaria se justifica a menudo como un intento de sustraer un sector a la influencia mafiosa. En una región como Campania, con 75 ayuntamientos disueltos por infiltración de la Camorra desde 1991, el argumento no es secundario. También hubo que disolver unidades administrativas de la sanidad regional.

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Pero, como demuestra la basura, los problemas no se resuelven. La mafia, apuntan los investigadores, sigue logrando subcontratos a través de sus empresas. Y, despojadas las autoridades constitucionalmente competentes, por ineficaces o infiltradas, el poder recae en otros sujetos. A veces, acumulándose en las manos de políticos locales. En Campania, y en Sicilia, los gobernadores regionales han acumulado durante años cargos, poderes y presupuesto de gestores extraordinarios, en materia de basura y de agua. Sólo los comisionados extraordinarios para la basura han gastado unos 2.000 millones de euros en Campania, una región con el PIB per cápita más bajo de la península.

Niños que van al colegio con sus madres pasan junto a montañas de basura ayer en un barrio de Nápoles.
Niños que van al colegio con sus madres pasan junto a montañas de basura ayer en un barrio de Nápoles.AFP

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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