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ARSENI ROGINSKI / Historiador y dirigente de Memorial

"El Estado ruso debe pedir perdón a la sociedad"

La organización rusa Memorial ha recibido este miércoles en Estraburgo el premio Sájarov del Parlamento Europeo a la libertad de conciencia. El galardón es de especial relevancia para la entidad, por haber sido el científico Andréi Sájarov uno de sus fundadores en 1989 y por llegarle cuando la organización se plantea si debe abrir de nuevo sus puertas en Chechenia, cerradas tras el asesinato el pasado julio de Natalia Estimírova, su representante en aquella república Caucásica.

El galardón "es una señal de que nuestros problemas no son indiferentes a Europa y esto es muy importante para nosotros porque nos consideramos Europa y creemos que sin nosotros el continente no está entero, porque Europa nos necesita tanto como nosotros a ella", afirma Arseni Roginski, miembro de la dirección de Memorial, que participa en el foro hispano-ruso de la sociedad civil que se celebra esta semana en Madrid.

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Historiador de profesión, Roginski fue un activo disidente que, antes de la perestroika iniciada por Mijaíl Gorbachov, pasó cinco años en diversos lager por sus publicaciones clandestinas sobre el terror estalinista. "Memorial lucha por un diálogo directo y sincero sobre el pasado, pero muchos no quieren este diálogo porque consideran que ensucia nuestra historia", señala.

Memorial se constituyó en enero 1989 como culminación y síntesis de distintas corrientes de la disidencia soviética durante tres décadas. Los dirigentes comunistas no querían autorizarlo. En el funeral de Andréi Sájarov, en diciembre de 1989, el líder de la URSS, Gorbachov, le preguntó a su viuda, Elena Bonner, que podía hacer por ella. "Legalice a Memorial", le contestó ella, recuerda Roginski. A falta de normativa apropiada, Memorial figuraba inicialmente como "asociación deportiva", cuenta Roginski, según el cual hasta hoy no se ha conseguido que el Estado apoye la construcción de un centro plurivalente de archivos y estudios dedicado a la memoria histórica y a las víctimas del estalinismo. El proyecto data de los años ochenta y hasta Gorbachov ha intercedido por él ante el presidente Dmitri Medvédev.

"Es muy importante que el centro se construya en nombre del Estado y que el Estado pida perdón a la sociedad", dice Roginski, según el cual 11 millones de personas perecieron víctimas del terror soviético en Rusia. En su recuerdo, en el centro de Moscú hay una piedra procedente del campo de concentración de Solovki. La piedra, colocada por Memorial, incluso coexistió durante algún tiempo con la estatua de Félix Dzherzhinski, el fundador de los órganos de seguridad soviéticos.

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Memorial ha publicado en Internet una lista de 2,5 millones de víctimas del terror. En Rusia se habla hoy mucho de Stalin, pero en realidad se trata del "mito de Stalin". "Lo que se discute no es el personaje histórico real, sino el estilo de dirección del país y la relación entre el pueblo y las autoridades". "Los estereotipos estalinistas siguen vivos en la conciencia de masas. El pueblo transfiere al poder el derecho a tomar decisiones y el Estado considera que está rodeado de enemigos y que tiene una quinta columna en el interior del país".

En última instancia, Memorial aspira a conseguir que Rusia se convierta en un país democrático, "ladrillo a ladrillo". "Nuestra tarea es eterna", concluye Roginski.

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