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Estados Unidos envía un barco al Ártico en plena fiebre por hacerse con su soberanía

Washington asegura que es una misión científica que no tiene previsto plantar banderas

Estados Unidos no está dispuesto a quedarse atrás en la carrera por el Ártico (y por el acceso a sus riquezas). Ayer estaba previsto que partiera hacia Alaska uno de los buques rompehielos de su Guardia Coster. Su misión es científica y tiene como principal objetivo trazar un mapa del lecho marino de la zona conocida como Chukchi Cap, según informa la tripulación.

Washington sigue así los pasos de Rusia, Canadá y Dinamarca, los otros países colindantes del Polo Norte que quieren hacerse con la soberanía de un trozo de este territorio para poder acceder en el futuro a sus recursos energéticos y minerales, que se suponen abundantes.

El rompehielos, de 128 metros de eslora, se llama Healy. El buque hacía los últimos preparativos en Puget Sound antes de emprender rumbo hacia las aguas del Norte de Alaska hacia Barrow, donde estará dos meses en misión. El navío puede avanzar por aguas cubiertas con una capa de hielo de unos dos metros y medio de espesor, gracias a su poderosa quilla.

"No se va a colocar ninguna bandera. Vamos a hacer ciencia", decía el director del Center for Coastal and Ocean Mapping de la Universidad de New Hampshire, Larry Mayer, que participa en el proyecto.

El Healy, uno de los rompehielos más modernos de la flota, debería llegar a las frías aguas del Ártico este fin de semana y de allí subirá otras 500 millas hacia el Norte, con una veintena de científicos a bordo, expertos en el delineado de mapas del fondo marino. También habrá en la expedición geólogos de las universidades de Tejas y Alaska, del National Ice Center, de la Scripps Institution y de la Administración estadounidense. Es la tercera misión de este tipo que realizan en los últimos tres años.

Área económica

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Para que Estados Unidos pueda reclamar la soberanía de ese territorio y establecer un área económica más allá del límite de las 200 millas marinas de su costa con el fin de explotar sus recursos, debe antes demostrar que se trata de una extensión natural de la placa continental. El establecimiento de una carta submarina tendría, por tanto, ese fin.

Washington, que no es firmante de la convención internacional sobre la Ley del Mar, responde de esta manera a la expedición rusa que a comienzos de mes depositó varias banderas en el lecho marino del Ártico, en una maniobra que desde este lado del Atlántico se consideró mera propaganda.

Nicole Thompson, portavoz del Departamento de Estado, reitera: "Aunque se trata de un logro tecnológico significativo, la colocación de la bandera rusa no tiene efecto legal".

Mayer indicó antes de zarpar hacia Alaska que la misión lleva meses preparándose y que no tiene nada que ver con la maniobra del Kremlin. "No se trata de reclamar nada", insiste el científico, "sino de recabar información". La Casa Blanca es partidaria de firmar el citado Tratado internacional para poder defender su posición en Naciones Unidas, pero el Congreso norteamericano es reticente a ceder soberanía al organismo.

Entretanto, Canadá sigue sin bajar la guardia y se encuentra en plena campaña por la soberanía del Ártico. Su primer ministro, Stephen Harper, anunciaba formalmente este fin de semana que establecerá una base militar de entrenamiento y un puerto en alta mar en la isla de Baffin, en el pasaje que bajo el Polo Norte une el Atlántico y el Pacífico.

La nueva instalación tendrá capacidad para un centenar de militares. Estados Unidos responde al movimiento de Ottawa recordándole que esas aguas son un territorio neutral.

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