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Estados Unidos quiere reformar el sistema de prisiones afgano

El Pentágono teme que las prácticas de detención y los supuestos abusos refuercen el apoyo a los talibanes, según informa el 'New York Times'

El Pentágono quiere revisar el sistema judicial y de prisiones afgano así como las condiciones de detención en la prisión estadounidense de Bagram, en Afganistán, para evitar que los abusos contribuyan a fortalecer el apoyo a los talibanes, según informa hoy el diario estadounidense The New York Times.

El jefe del Estado Mayor, Mile Mullen, envió un mensaje confidencial la semana pasada a los responsables militares en Afganistán, en el que les pedía que incrementaran los controles para asegurar que los detenidos eran tratados dignamente, según ha podido saber el diario neoyorquino, que cita a fuentes oficiales estadounidenses no identificadas.

La prisión de Bagram se ha convertido en un símbolo para los afganos de las malas prácticas del Ejército estadounidense y en los primeros años tras la invasión de EEUU fue cuestionado por las duras técnicas de interrogatorio entre las que se incluía la supresión del sueño. En 2002 dos detenidos murieron después de que los soldados de EEUU les golpearan les colgaran los brazos del techo en celdas de castigo. Bagram alberga a sospechosos de terrorismo capturados fuera de Afganistán y en Irak.

Aunque el tratamiento a los presos de Bagram mejoró en los últimos años, las condiciones empeoraron en la red de cárceles afgana: una treintena de centros de detención, masificados y en los que es frecuente el uso de la violencia, que albergan a más de 15.000 detenidos. Las ONG advierten de que el sistema judicial apenas respeta los derechos básicos de los prisioneros.

Para solucionar estos problemas, continúa informando el diario, el Pentágono encargó la tarea al general Douglas M. Stone, a quien se le reconoce el éxito de haber revisado las prácticas de detención en Irak. El informe del general Stone, que no se ha hecho público, pero que ha circulado entre oficiales del Ejército, recomienda la separación de los milicianos más extremistas de los prisioneros más moderados y de los delincuentes comunes.

Estados Unidos ayudaría a construir y financiar una nueva red de prisiones de máxima seguridad para los prisioneros más extremistas, que actualmente están usando las cárceles como campos de reclutamiento, según el informe. Al resto de los internos se les incentivaría con programas de reinserción. El informe también recomienda mejorar la formación de los guardias de prisiones, los fiscales y los jueces afganos.

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